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¿Es la competencia en comunicación lingüística un vector fundamental del currículo académico?

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    Analizamos en este artículo algunos elementos sustanciales, metodológicos y competenciales, que debemos tener  en cuenta con el actual sistema normativo LOMLOE. El perfil competencial es un programa que nos acompaña en nuestra labor cotidiana como profesores expertos de lengua y literatura. La actual Ley Orgánica de Educación pondera el objetivo de crear ciudadanos del siglo XXI, capaces de afrontar los retos y desafíos de los tiempos modernos. La enunciación de las competencias clave y de los descriptores operativos del Perfil de Salida ofrece indicios claros de las metas que han de lograrse, con carácter terminal, en las diferentes etapas educativas, incluyendo la competencia en comunicación lingüística.

    ¿Cómo contribuimos al nivel de logro de la competencia en comunicación lingüística desde el área de Lengua Castellana y Literatura?

    Uno de los principios del método de enseñanza por competencias clave se orienta a afianzar en los estudiantes la capacidad de comunicarse de manera coherente y adecuada en los distintos contextos del ámbito social o académico.

    Además, el aprendizaje es un viaje en el que los discentes deberían aprender a valorar la lengua y la literatura como parte de su formación integral. Este objetivo sigue siendo un desafío significativo en nuestra labor como profesores de lengua.

    Conseguir un buen nivel de logro de la competencia en comunicación lingüística (CCL) es uno de los objetivos globales del currículo. Además, ha de alcanzarse en todas sus dimensiones y componentes. Destacan las variantes pragmática y funcional, los diversos tipos de textos y discursos, y la educación literaria. Se trata de conceptos ampliamente reconocidos en la literatura académica de la Didáctica de la Lengua castellana y la Literatura. No obstante, aunque estén bien definidos teóricamente, su aplicación en el aula se queda, en bastantes ocasiones, en una mera declaración de intenciones. Si bien puede reflejarse en el proyecto educativo de centro (PEC) o en las programaciones didácticas, en respuesta común a las exigencias de los marcos curriculares, la competencia en comunicación lingüística no despliega todas sus posibilidades en la práctica cotidiana.

    Un desfase persistente entre la teoría y la práctica

    Aunque contemos con toda clase de experiencias innovadoras, publicaciones y recursos pedagógicos avanzados de la Didáctica de la Lengua y la literatura, la praxis docente general está muy definida por los métodos tradicionales. La gramática descriptiva y normativa, los ejercicios rituales de ortografía y un enfoque fuertemente historicista de la literatura ostentan un claro protagonismo, que dificulta la implementación de propuestas más abiertas, dinámicas y orientadas a fortalecer las necesidades comunicativas reales del alumnado, inscritas en un programa que favorezca e impulse el perfil competencial desde la transversalidad.

    Este desfase podría explicarse, en parte, por la complejidad de la Didáctica de la lengua y la literatura, que se nutre de múltiples disciplinas teóricas. Según diversos estudios, a la par que otras áreas de enseñanza han logrado centrar sus métodos en la transposición didáctica de los saberes, la didáctica lingüística y literaria ha tenido que construir previamente una base integradora, articulando conocimientos provenientes de diferentes marcos conceptuales. Añádase a esto una formación didáctica deficitaria del profesorado y la omnipresencia de los libros de texto y manuales, que tienden a simplificar, estandarizar y, en ocasiones, desnaturalizar el currículo académico.

    El viraje metodológico en la competencia en comunicación lingüística

    El panorama de enseñanza competencial actual conserva la continuidad del cambio iniciado en la década de los 80, a raíz de la irrupción de las nuevas metodologías de corte funcional y comunicativo en la enseñanza de la Lengua Castellana y la Literatura. Más allá de los libros de texto, y sus enfoques más o menos innovadores, es imprescindible que adoptemos esquemas que favorezcan la interacción y el aprendizaje significativo.

    En el ámbito lingüístico y literario, esto implica combinar las aportaciones teóricas de la lingüística y la literatura con prácticas sociales contextualizadas. Estas prácticas están basadas en tres ejes fundamentales: las destrezas lingüísticas (leer, escribir, hablar y escuchar), los textos y discursos, y las tareas y actividades.

    La competencia en comunicación lingüística en la LOMLOE

    Afianzar las facultades comunicativas requiere un equilibrio entre la expresión y la comprensión, tanto oral como escrita. Estas habilidades deben enseñarse explícitamente, de modo que ofrezcamos al alumnado un acompañamiento docente en su proceso de enseñanza-aprendizaje integral. De manera similar, el disfrute de la literatura debe incluir la lectura compartida, el diálogo sobre los textos y la conexión de estos con vivencias personales e íntimas.

    Las actividades orientadas a estos fines deben estructurarse de acuerdo al progreso en el dominio de los géneros discursivos y atender a los usos formales en función del nivel y las necesidades del grupo. Una herramienta eficaz para este propósito son las secuencias didácticas, definidas por Joaquim Dolz (Claves para enseñar a escribir, en Leer.es. Portal de recursos educativos)  como ciclos de enseñanza-aprendizaje que organizan actividades planificadas en torno a la producción de textos orales y escritos. Estas secuencias integran el uso de la lengua con la reflexión metalingüística, promoviendo aprendizajes significativos.

    La colaboración docente y el papel de las familias como agentes del proceso de enseñanza-aprendizaje

    El desarrollo de la competencia en comunicación lingüística no es exclusivo del área de lengua, sino un objetivo compartido por todos los agentes educativos. Se trata de un vector curricular común a todas las materias del currículo. La coordinación entre docentes y la colaboración con las familias son elementos cruciales para fomentar un uso competente de las lenguas. Asimismo, sirve para despertar el interés por la literatura entre los escolares.

    La LOMLOE encomienda a las familias una función significativamente importante al convertirlas en protagonistas privilegiadas del proceso de aprendizaje de sus hijos e hijas. Este es un aspecto a tener en cuenta en la elaboración del Proyecto Educativo de Centro (PEC) y sus repercusiones didácticas y pedagógicas en las programaciones didácticas de la asignatura.

    Asimismo, el éxito de la reforma pedagógica LOMLOE  depende de manera fundamental de la formación del profesorado. A pesar del consenso preexistente sobre la necesidad de cambio, este no puede materializarse sin un profesorado bien preparado y abierto al mismo. La formación inicial actual, aunque mejorada con la extensión de los programas de Grado, sigue siendo insuficiente en términos de tiempo y contenidos. Las horas dedicadas a la formación en la Didáctica de la lengua y la literatura son limitadas. Esto dificulta la preparación profunda en áreas esenciales para el óptimo desempeño académico.

    Limitaciones del actual modelo formativo

    Además de las restricciones de tiempo, los contenidos de los programas de formación a menudo están desactualizados y desconectados del marco de las realidades escolares. Persisten metodologías tradicionales, como las clases magistrales, que convierten al alumnado en receptor pasivo. Consecuentemente, tradúcese esta dinámica en una reproducción de prácticas obsoletas cuando estos estudiantes llegan a ejercer como profesores funcionarios de carrera.

    Una solución que podría revertir esta situación pasa por transformar los métodos de enseñanza en las universidades. En efecto, en este ámbito es necesaria una formación activa, reflexiva y conectada con la praxis docente en el aula. Paralelamente, sería necesario renovar los programas formativos, de manera que se adapten a la realidad actual del profesorado, el alumnado y la escuela en general.

    La dimensión social de la enseñanza de lengua y literatura

    La importancia de la Lengua Castellana y la Literatura trasciende las paredes del aula, pues influye en la vida cotidiana de los estudiantes y sus contextos. Por ello, es fundamental resaltar su relevancia y peso en la formación inicial del profesorado y en todas las etapas y niveles académicos.

    Saber leer, escribir, hablar y escuchar es un objetivo que impacta directamente en el bienestar personal y social de los individuos. El desarrollo de estas habilidades debe plantearse como una prioridad transversal en todas las áreas y niveles  educativos, destacando su papel en la construcción de una ciudadanía crítica y activa. Las peculiaridades de la enseñanza de la lengua, ateniéndonos a este principio, han de tomar valor y relevancia en la explotación completa de las posibilidades de la competencia en comunicación lingüística. En este sentido, nuestros cursos de preparación Didáctica (programación y unidad didáctica) aúnan las herramientas necesarias para tal propósito.

    Conclusión: hacia una renovación educativa integral

    La enseñanza de la lengua y la literatura sigue teniendo pendiente el desafío de conectar los avances teóricos con las prácticas reales en el aula. Este proceso requiere una combinación de metodologías innovadoras, formación docente sólida y colaboración entre todas las áreas del currículo y todos los agentes educativos.

    Un enfoque renovador, de corte funcional y comunicativo, debería partir de una concepción formativa integral en todas las áreas de la disciplina. Aspectos como la enseñanza de la lengua oral, la comprensión lectora, la escritura, la gramática, las prácticas lectoras y el uso de recursos digitales deberían recibir mayor atención, profundidad y rigor en la formación docente previa, asegurando que los futuros docentes estén equipados para responder a las demandas de una sociedad en constante cambio.

    Solo mediante un compromiso colectivo y una formación docente transformadora podemos aspirar a cumplir con el propósito de formar a ciudadanos comunicativamente competentes y lectores apasionados, bien preparados para enfrentar los retos de la sociedad actual.

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