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En este nuevo artículo analizamos las ventajas de estudiar latín en la planificación de la preparación de las oposiciones a medio y largo plazo, conocimiento complementario útil y muy provechoso.
¿Quiénes sabemos latín?
La mayor parte de los opositores venís de la rama académica de “letras puras” . En este itinerario comenzábamos a estudiar latín en 2º de B.U.P y continuábamos hasta COU estudiando latín. Posteriormente, en la carrera de Filología, el latín, la fonética histórica, las lenguas románticas, la morfosintaxis histórica, fueron asignaturas que nos acompañaron siempre en nuestro plan de estudios especializado en historia de la lengua.
A medida que ampliamos los estudios humanísticos comprendemos que el latín procura una base lingüística y cultural de apoyo a un gran número de disciplinas relacionadas. Asimismo, nos resulta especialmente útil para el comentario lingüístico-filológico.
Hay aspirantes que carecen de esta base, bien por no haber estudiado latín, bien por haberlo olvidado. En el segundo caso, como veremos, es muy recomendable adquirir algunos conocimientos básicos y fundamentales para desenvolverse en el desarrollo de algunas partes de las oposiciones de lengua. En el segundo, es muy recomendable refrescar la gramática y el léxico latinos.
¿Es necesario saber o estudiar latín para ganar las oposiciones de Lengua castellana y Literatura?
La respuesta, evidentemente, es negativa. Saber y estudiar latín no es una condición necesaria ni suficiente para ganar las oposiciones de lengua. Como hemos apuntado al principio, estudiar latín es una tarea complementaria a la preparación de oposiciones de lengua, pues la enriquece y nutre.
Hay opositores y opositoras que aspiráis a una plaza de profesor de lengua y literatura desde de carreras diferentes a las Filologías española o románica tales como Periodismo, Geografía e Historia, Filología inglesa, Derecho, etc. Para introduciros en el conocimiento de la lengua latina debéis sus aspectos fundamentales. En otras palabras, asumir los saberes básicos que os harán falta aplicar en los exámenes prácticos de oposiciones de lengua con textos anteriores al siglo XV.
A continuación ofrecemos algunos consejos para acometer esta tarea.
Estudiar latín en sus aspectos básicos de carácter gramatical
El estudio de la morfología y sintaxis latina pasa por identificar las peculiaridades del sistema casual latino y sus declinaciones. Las desinencias casuales, el valor y la función morfosintáctica de la palabra latina en su contexto lingüístico son aspectos fundamentales a la hora de entender su evolución.
A medida que el sistema preposicional latino se generalizó en el uso lingüístico, el paradigma casual de las declinaciones fue perdiendo fuerza. Las preposiciones empezaron a cobrar protagonismo en a la hora de desambiguar el sentido. No obstante, siguió siendo necesario entender el sentido de las declinaciones y paradigmas en la conformación de procesos lingüísticos como el reparto de la flexión genérica a lo largo de toda la Edad Media. Esto se produjo desde los orígenes del romance hasta la modernidad lingüística del siglo XVI.
Crear listas de palabras
A la manera de un Appendix Probi resultará muy útil crear listas de palabras frecuentes, cuyo significado y estructura morfológica es necesario conocer para explicar la evolución etimológica de las palabras de uso frecuente en la lengua literaria medieval.
Estos repertorios pueden serviros, asimismo, para la realización del comentario léxico-semántico, pues amplificarán el conocimiento de las diferentes voces, sus orígenes y evolución.
Estos repertorios pueden elaborarse a partir de historias de la lengua y manuales especializados en fonética o morfosintaxis históricas. En estas referencias suele describirse la evolución, basada en la ley fonética regular. Estas palabras con fuerte presencia en el corpus de textos medievales experimentaros cambios y variaciones profundas. Estudiar latín procura una base léxica muy provechosa para ampliar el comentario lingüístico.
Etimología de las palabras, evolución y transformación
Cuando hablamos de la vida de las palabras (la vida psíquica de la propia lengua), tenemos que explicarla a la luz del cambio lingüístico y sus direcciones. Como sabemos, este cambio se caracteriza por la lentitud y su disimilitud a la hora de propagarse entre las diversas regiones lingüísticas en época que llega hasta el siglo XI.
Existen diccionarios etimológicos que ayudan en esta labor. De entre ellos, destaca el clásico diccionario crítico-etimológico de Joan Coromines, que todos utilizamos. Apreciar las transformaciones regulares de carácter fónico nos permitirá explicar un alto porcentaje de los cambios que se han producido en la vida de las palabras en la práctica totalidad de las voces que componen el caudal léxico castellano. Algunos problemas se encuentran en palabras que desde su forma y significado originarios evolucionaron hacia la homonimia.
¿Para qué partes de las oposiciones es beneficioso conocer el latín?
Conocer el latín es algo muy beneficioso en dos tipologías de comentario:
- El comentario lingüístico-filológico (en relación a los rasgos de evolución lingüística apuntados anteriormente).
- El comentario léxico-semántico en lo referente a la formación de nuevas palabras, evolución y transformación.
- Bloque de lengua y gramática del temario de oposiciones.
Los comentarios lingüísticos de textos literarios desde los orígenes hasta el siglo XVI reclaman un conocimiento mínimo del latín, dada su similitud.
Explicación de fenómenos como el acento de cantidad
La poesía latina es una poesía cuantitativa, a diferencia de la poesía española, que es acentual. El sistema métrico latino no está basado, como el español, en la oposición entre sílabas acentuadas y sílabas no acentuadas, sino entre sílabas largas y sílabas breves.
Esta oposición refleja una diferencia muy importante entre el sistema fonético español y el latino. En ambos existen cinco timbres vocálicos, pero solo en el segundo las vocales pueden ser largas o breves; es decir, el hablante latino distinguía, por ejemplo, entre una e larga, que señalamos como ē , y una e breve, señalada como ĕ.
Así, en latín la cantidad de las vocales tiene valor distintivo: a título de ejemplo podemos recordar dobletes como uĕni (2ª persona del imperativo presente) / uēni (1ª persona del perfecto de indicativo). En gallego y en catalán, es la abertura de las vocales la que tiene valor distintivo. En estas lenguas hay dobletes de palabras que se distinguen únicamente por el hecho de que la vocal tónica sea abierta o cerrada, como en gallego ǫso (“hueso”) / oˌso (“oso”), o en catalán pǫt (“puede”) / pót (“bote”). Estos rasgos son muy relevantes de cara a la realización del comentario métrico de las oposiciones de lengua.
Comprender las tendencias de evolución del latín al romance
El latín literario tenía una morfología bastante más sintética que la del español, cuya morfología está caracterizada por ser más analítica. Es decir que lo que en latín se expresaba con afijos dependientes. Por ejemplo, el sufijo {r}, que indicaba voz pasiva en AMATUR), se expresa en castellano con morfemas independientes (en este caso, los distintos elementos de estructuras como es amado o se le ama).
Esta tendencia es menos fuerte en el verbo que en el sustantivo, por ejemplo, pero veremos casos importantes de sus efectos en la morfología verbal, no solo en la expresión de la voz pasiva, sino también en la del aspecto. A pesar de su preferencia por las formas verbales analíticas, el español puede mostrar, aunque raras veces, la tendencia opuesta, hacia la síntesis.
Esto se observa, por ejemplo ,en el caso de los futuros y condicionales, cuya forma medieval era frecuentemente de tipo analítico (p. ej., contar telo é, donde el infinitivo y el verbo auxiliar (e) son parcialmente independientes y pueden ir separados por uno o más pronombres clíticos). Desde la época medieval, ha ocurrido una tendencia sintética que ha convertido el verbo auxiliar semiindependiente en un morfema dependiente, que, según su definición, no se puede separar de los otros morfemas en los que consiste el futuro (contar [telo] é > [te lo] contaré).
Transformación del sistema vocálico latino
El carácter del acento latino en época clásica y preclásica no cuenta hasta ahora con el acuerdo los estudiosos. Estos se han dividido entre los que sostienen que el acento latino era de carácter predominantemente melódico -como era seguramente el griego en época clásica- y los que se decantan por un carácter predominantemente intensivo. No hay dudas, en cambio, sobre el carácter intensivo del acento latino en época tardía (a partir, como muy tarde, del s. IV d.C.). El acento latino, a diferencia del español, posee, al menos en cierta medida, la función delimitativa. Su colocación es determinable a priori, según la estructura prosódica de la palabra.
Dado que las vocales en latín pueden ser largas o breves, en época clásica la colocación del acento está bien delimitada. Según un explicito testimonio de Quintiliano la colocación viene determinada por la llamada ley de la penúltima. Si la penúltima silaba es larga, el acento recae sobre esta. Si la penúltima silaba es breve, el acento retrocede hasta la antepenúltima.
Las oposiciones de Lengua castellana y Literatura y el papel del latín
Acabamos de analizar algunos elementos que reflejan la importancia de estudiar latín en la preparación de oposiciones de lengua y literatura.
En el comentario filológico, la clave se encuentra en conocer los principales fenómenos de evolución desde el latín clásico al estado de la lengua en esa época lingüística. La Edad Media fue un importantísimo periodo de remodelación, adaptación y cambio en la lengua. Podemos hablar de verdadera modernidad lingüística a la altura del primer Siglo de Oro, en consonancia con el florecer artístico y literario de ese periodo.