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Como ya sabéis, los descriptores operativos del Perfil de Salida constituyen, junto con los objetivos de la etapa, el índice de referencia a partir del cual se concretan las competencias específicas de cada ámbito o materia.
En preparadorlengua.com todos nuestros opositores han decidido volcarse en la construcción y defensa de programaciones y unidades didácticas adaptadas a la LOMLOE y a su normativa curricular nacional y/o autonómica. Es por esto que, desde el inicio de la preparación 2022-23, estamos trabajando con las plantillas adaptadas a la nueva normativa con el objetivo de realizar una defensa singular y brillante. De forma paralela a la preparación mensual, la opción formativa modular CURSO UNIDAD DIDÁCTICA LOMLOE alberga un conjunto recursos que nos permitirán avanzar en la dirección correcta.
Los descriptores operativos y su protagonismo en la defensa
Tanto si decidís concurrir por la vía 2 de acceso, como si lo hacéis por la vía 3, tenéis que desarrollar una adecuada explicación del papel que desempeñan los descriptores operativos en la trama global de la evaluación académica de las competencias clave. Para alcanzar dichas competencias se han definido un conjunto de descriptores operativos, partiendo de los diferentes marcos europeos de referencia existentes.
Ya estuvimos comentando en una entrada pasada que, en este momento, los estándares quedan relegados a una función secundaria y no prescriptiva. A tenor de lo dispuesto en los reales decretos LOMLOE de Secundaria y Bachillerato nuestros referentes últimos de evaluación habrán de ser las competencias clave y los objetivos de etapa. No dejemos pasar por alto el matiz que aporta el adjetivo últimos. En el engranaje de la evaluación encontramos una multiplicidad de referentes que no podemos pasar por alto: recordad el ejemplo de la “cadena de mando”.
¿Qué son los descriptores del Perfil de salida?
El propio real decreto 217/2022 de enseñanzas mínimas de Enseñanza Secundaria apunta que:
Los descriptores operativos de las competencias clave constituyen, junto con los objetivos de la etapa, el marco referencial a partir del cual se concretan las competencias específicas de cada área, ámbito o materia. Esta vinculación entre descriptores operativos y competencias específicas propicia que de la evaluación de estas últimas pueda colegirse el grado de adquisición de las competencias clave definidas en el Perfil de salida y, por tanto, la consecución de las competencias y objetivos previstos para la etapa.
Atendiendo al precepto legal, debemos ser capaces de asociar el nivel de logro alcanzado en las competencias específicas con el de las competencias clave, transversales a todo el currículo.
¿Cómo relaciono ambas clases de competencias?
La vinculación entre los descriptores operativos y las competencias específicas invita a pensar en que ambas se relacionan y correlatan: la evaluación de las competencias específicas ofrecerá una instantánea del nivel de consecución de las competencias y objetivos previstos para la etapa.
En su art. 15.3. el RD 217/2022 establece que:
En la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado deberán tenerse en cuenta como referentes últimos, desde todas y cada una de las materias o ámbitos, la consecución de los objetivos establecidos para la etapa y el grado de adquisición de las competencias clave previstas en el Perfil de salida
Esto significa que los referentes últimos de evaluación serán las competencias clave y los objetivos de etapa, referentes, por otra parte, muy generales y nada operativos en el trabajo diario del aula. Debemos, por tanto, utilizar referentes situados en un nivel jerárquico inferior a la hora de aplicar y planificar la evaluación de las unidades didácticas.
Nuestro planteamiento pasa por respetar la escala de referencia dentro de la cual se sitúan los referentes de evaluación específicos (indicadores y criterios), que conectan con los referentes más generales (competencias clave).
Prohibido evaluar por instrumentos en todos los casos
No olvidemos que los instrumentos de evaluación son eso: herramientas utilizadas por el profesor para la observación sistemática y el seguimiento del proceso de aprendizaje del alumno. Responden a la pregunta ¿con qué evaluar?, es decir, los recursos específicos que se aplican. Así, por ejemplo, la observación directa, como procedimiento de evaluación, se materializa en la práctica docente a través de instrumentos de evaluación como una lista de control, una ficha de observación, el registro anecdótico, una grabación en vídeo, etc.
La calificación obtenida en el proceso dimana de los referentes de evaluación y no de los instrumentos, meras herramientas de medición del nivel alcanzado en dichos referentes.
Estaríamos incurriendo en una aberración si defendemos una evaluación basada en la segmentación de la nota en función de los instrumentos utilizados.
Valga como ejemplo el siguiente supuesto de defensa de evaluación totalmente incorrecto.
Supongamos que un alumno alcanza el siguiente desglose de calificaciones:
Instrumento de evaluación | Calificación obtenida |
PRUEBA OBJETIVA (60%) | 5 |
CUADERNO (15%) | 4,5 |
LECTURA (15%) | 7 |
PARTICIPACIÓN E IMPLICACIÓN EN CLASE (10%) | 4 |
La calificación ponderada es de un 5,12 , de lo cual el profesor colige que el nivel de logro de las competencias clave en el trimestre es de 5,12. Incurrir en este error provocaría vuestro inmediato suspenso.
Entonces, ¿qué modelo utilizamos?
En preparadorlengua.com hemos desarrollado un modelo de aplicación que pondera la calificación obtenida en el criterio con la ratio concreta de los descriptores operativos y su peso dentro de la competencia específica concreta.
Estamos aplicando el principio de partida de que los descriptores operativos implicados en las competencias específicas co-ponderan de manera proporcional dentro de dicha competencia (p.ej. la competencia específica 4 posee 8 descriptores que delatan su peso en el perfil competencial global, con un total de 177 descriptores asociados, a su vez, en el cómputo global de competencias específicas). El modelo de evaluación docente de nuestro método formativo solventa estas dificultades, aplicando la interrelación entre competencias específicas, criterios y su trasvase a las competencias clave a través de los descriptores del perfil de salida.
¿Y por qué debemos desarrollarlo así?
Tanto los reales decretos de enseñanzas mínimas como los decretos curriculares comunitarios de Enseñanza Secundaria establecen de manera clara y meridiana que:
2. En el proceso de evaluación continua, cuando el progreso de un alumno o una alumna no sea el adecuado, se establecerán medidas de refuerzo educativo. Estas medidas se adoptarán en cualquier momento del curso, tan pronto como se detecten las dificultades, con especial seguimiento de la situación del alumnado con necesidades educativas especiales, estarán dirigidas a garantizar la adquisición del nivel competencial necesario para continuar el proceso educativo, con los apoyos que cada uno precise.
Así pues, deberemos concretar la aportación de cada ejercicio, actividad o tarea al perfil competencial, medible en la escala temporal del trimestre extrapolarlo al curso académico e incluso la etapa. No olvidemos que en Secundaria estas competencias se temporalizan en 4 o más cursos. Significa, pues, que todos los elementos trabajados en el día a día en el aula, mediante las UUDD, contribuirán al perfil competencial de las competencias clave y será en ese momento cuando tengamos que medir el nivel de logro alcanzado en las mismas.
Si hoy compro 1 kg de patatas, ¿estoy contribuyendo con ello al PIB nacional?
Puede resultar difícil comprender la idea de que a través de las actividades o situaciones de aprendizaje concretas, recogidas en UUDD y temporalizadas en unas cuantas sesiones, contribuimos a una magnitud tan amplia y global como son las competencias clave.
Nosotros siempre ilustramos la respuesta mediante el siguiente ejemplo: “ Si hoy vamos al supermercado y compramos 1 kg. de patatas, ¿estamos contribuyendo de esa manera al PIB anual de la nación?” La respuesta, evidentemente, es afirmativa. Cada tarea, cada pequeña actividad, cada situación de aprendizaje de final de unidad, etc. contribuyen al desarrollo y logro de las competencias clave, de las que ya estuvimos hablando en una entrada pasada.
No podemos simplificar el planteamiento a la idea de que si el alumno/-a ha obtenido un 4 en la evaluación del trimestre, realmente el guarismo del nivel de logro de las competencias clave también será de un 4. Lo que estamos haciendo, en este caso, es calificar con un instrumentos de evaluación variados: exámenes, cuaderno, lecturas, etc. y extrapolar la evaluación obtenida al perfil competencial o ,en otros términos, equiparar, de manera equivocada, calificaciones que han sido obtenidas mediante dos procedimientos distintos: los instrumentos utilizados frente a los referentes legales que sí son los válidos.
En síntesis: la evaluación es uno de los núcleos medulares de la defensa
La calificación del perfil competencial se construye mediante reglas distintas a las tradicionales de los instrumentos de evaluación. El ejército de indicadores y criterios de evaluación avanza hacia las competencias específicas ,desglosadas por dichos criterios, los descriptores operativos del Perfil de salida ponderados y su conexión con el resto de competencias clave ahí implicadas.
Es muy importante saber defender un modelo que convenza al tribunal en la defensa de vuestra programación y vuestra unidad didáctica.