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Desde la aprobación y entrada en vigor de la LOE las competencias nos acompañan en nuestro trabajo diario en el aula. Programamos por competencias. Por su gran importancia y relevancia dichas competencias se han convertido en uno de los pilares básicos del actual paradigma educativo.
Las competencias básicas de la LOE pretendieron alcanzar una integración de diferentes aprendizajes, formales e informales, poniéndolos en relación a los contenidos para su utilización efectiva en diferentes situaciones y contextos. Esto significa que movilizamos los contenidos a favor de su aplicación práctica a distintas situaciones de la vida cotidiana y del mundo en que vivimos. La movilización de los contenidos o saberes básicos a que responde el paradigma competencial pretende un modelo de enseñanza, a mi modo de ver, excesivamente utilitarista y pragmático. El planteamiento «proceso> producto» cobra aquí un protagonismo inusitado.
Las competencias clave en la LOMCE
La LOMCE define competencias clave como:
«La forma de aplicar de forma integrada los contenidos propios de cada enseñanza y etapa educativa, con el fin de lograr la realización adecuada de actividades y la resolución eficaz de problemas complejos.»
La ORDEN ECD 65/2015 por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación secundaria obligatoria y el bachillerato justifica en su preámbulo la necesidad de trabajar por competencias clave. Resumimos dicho preámbulo:
[Partiendo del planteamiento del proyecto] DeSeCo (2003) definimos competencia como «la capacidad de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma adecuada». La competencia «supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones, y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz».
Se contemplan, pues, como conocimiento en la práctica, es decir, un conocimiento adquirido a través de la participación activa en prácticas sociales y, como tales, se pueden desarrollar tanto en el contexto educativo formal, a través del currículo, como en los contextos educativos no formales e informales. Las competencias, por tanto, se conceptualizan como un «saber hacer» […].
En las competencias clave se integran los antiguos contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales (dentro del paradigma del “saber decir”, “saber hacer” y “saber ser”).
Así pues, el conocimiento competencial integra un conocimiento de base conceptual: conceptos, principios, teorías, datos y hechos (conocimiento declarativo-saber decir); un conocimiento relativo a las destrezas, referidas tanto a la acción física observable como a la acción mental (conocimiento procedimental- saber hacer); y un tercer componente que tiene una gran influencia social y cultural, y que implica un conjunto de actitudes y valores (saber ser). Por otra parte, el aprendizaje por competencias favorece los propios procesos de aprendizaje y la motivación por aprender, debido a la fuerte interrelación entre sus componentes: el conocimiento de base conceptual («conocimiento») no se aprende al margen de su uso, del «saber hacer»; tampoco se adquiere un conocimiento procedimental («destrezas») en ausencia de un conocimiento de base conceptual que permite dar sentido a la acción que se lleva a cabo. Además, la Recomendación citada facilita la movilidad de estudiantes y profesionales de los Estados miembros, dado que se supone el logro de resultados de aprendizaje similares a partir del dominio de las mismas competencias clave.
La transversalidad y el carácter integral de las competencias
Uno de los elementos caracterizadores del aprendizaje basado en competencias clave es el de la transversalidad. A esta característica hay que añadir características como el dinamismo y su carácter integral. El proceso de enseñanza-aprendizaje competencial abarca todas las áreas de conocimiento en los ámbitos de aprendizaje formal e informal. Por otra parte, la propiedad dinamismo viene determinada por el hecho de que las competencias no se adquieren en un determinado momento o permanecen inalterables, sino que implican un proceso de desarrollo mediante el cual los individuos van adquiriendo mayores niveles de desempeño en el uso de las mismas. Además, este aprendizaje implica una formación integral de las personas que, al finalizar la etapa académica, serán capaces de transferir aquellos conocimientos adquiridos a las nuevas instancias que aparezcan en la opción de vida que elijan. Así, podrán reorganizar su pensamiento y adquirir nuevos conocimientos (esto apunta a la metodología del aprendizaje significativo, que la nueva Norma acoge e impulsa) , mejorar sus actuaciones y descubrir nuevas formas de acción y nuevas habilidades que les permitan ejecutar eficientemente las tareas, favoreciendo un aprendizaje a lo largo de toda la vida.
El RD 217/2022 curricular de la LOMLOE, que estuvimos tratando en otra entrada como «futura Norma» en fase de borrador, define competencia clave como:
“(los) desempeños que se consideran imprescindibles para que el alumnado pueda progresar con garantías de éxito en su itinerario formativo, y afrontar los principales retos y desafíos globales y locales. Las competencias clave aparecen recogidas en el Perfil de salida del alumnado al término de la enseñanza básica y son la adaptación al sistema educativo español de las competencias clave establecidas en la Recomendación del Consejo de la Unión Europea de 22 de mayo de 2018 relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente.”
Las competencias clave se trabajan en el plano de la transversalidad (como principio común a todas las áreas del currículo) y las competencias específicas se sitúan en la esfera concreta de una materia determinada.
Es necesario entender que la diferencia fundamental entre competencias clave y competencias específicas está en el grado de concreción y transversalidad. Las competencias clave que el RD 217/2022 define como comunes a todas las materias incorporan variaciones de índole conceptual y terminológica con respecto a las competencias de la LOMCE:
COMPETENCIAS CLAVE (LOMCE) (ORDEN ECD 65/2015) | COMPETENCIAS CLAVE (LOMLOE) (RD 217/2022) |
Competencia en comunicación lingüística | Competencia en comunicación lingüística |
Competencia plurilingüe (nueva) | |
Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología | Competencia matemática y competencia en ciencia, tecnología e ingeniería |
Competencia digital | Competencia digital |
Aprender a aprender | Competencia personal, social y de aprender a aprender |
Competencias sociales y cívicas | Competencia personal, social y de aprender a aprender |
Competencia ciudadana (nueva) | |
Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor | Competencia emprendedora |
Conciencia y expresiones culturales | Competencia en conciencia y expresión culturales |
Como podemos apreciar, la nueva normativa introduce la competencia plurilingüe en el ámbito de enseñanza de lenguas extranjeras (competencia que no venía especificada en la LOMCE).
La competencia personal, social y de aprender a aprender se corresponde con las competencias sociales y cívicas y la de aprender a aprender. Asimismo, añade la competencia ciudadana.
La competencia “Conciencia y expresiones culturales” podría corresponderse con la «competencia en conciencia y expresiones culturales» enunciada en los mismos términos que los de la LOMCE, a pesar de que en el texto legal aparece con una nueva redacción:
La competencia en conciencia y expresión culturales supone comprender y respetar el modo en que las ideas, las opiniones, los sentimientos y las emociones se expresan y se comunican de forma creativa en distintas culturas y por medio de una amplia gama de manifestaciones artísticas y culturales. Implica también un compromiso con la comprensión, el desarrollo y la expresión de las ideas propias y del sentido del lugar que se ocupa o del papel que se desempeña en la sociedad. Asimismo, requiere la comprensión de la propia identidad en evolución y del patrimonio cultural en un mundo caracterizado por la diversidad, así como la toma de conciencia de que el arte y otras manifestaciones culturales pueden suponer una manera de mirar el mundo y de darle forma.
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Hablaremos más a fondo de las competencias específicas en una entrada futura porque merecen un análisis independiente y profundo.
Es importante considerar que debemos familiarizarnos con la nomenclatura de la nueva legislación educativa lo antes posible. También es necesario entender el mecanismo que rige la interrelación e interconexión de sus elementos curriculares.
Apreciamos en el nuevo currículo la presencia de vasos comunicantes entre competencias clave, competencias específicas, saberes básicos y criterios de evaluación. El campo en el que se encuentran y se conectan estos elementos es bastante más amplio, pues abarca elementos adicionales como la metodología, la atención a la diversidad, etc… Aprendemos a así a interrelacionar y conectar unos elementos con otros. Cada elemento representa una parte del engranaje global, funciona y se relaciona con el resto de elementos de una determinada manera. En nuestra preparación instruimos en esta forma de programar y hacer unidades. Se trata de un planteamiento avalado por calificaciones sobresalientes.
Como reza el título del epígrafe es una labor apremiante que, como opositores, apostéis desde el primer momento por una preparación basada en un planteamiento elaborado, original, innovador y diferenciador. Este paradigma mostrará al tribunal de oposición indicios más que menos evidentes de vuestro esfuerzo adicional de actualización y adaptación a la nueva legislación en todos los niveles de la didáctica (supuestos, propuestas, aplicaciones, actuaciones didácticas, programación y unidades didácticas).