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Dedicamos esta entrada a un asunto de suma importancia, cual es la autoevaluación personal que hay que realizar para comprobar si hemos alcanzado o no los objetivos propuestos en el seno de una preparación única y personal.
La radiografía obtenida de esta autoevaluación os mostrará si estáis haciendo las cosas bien y lográis progresar adecuadamente en todas las dimensiones.
¿Qué es y en qué momentos realizamos la evaluación formativa?
Con este tipo de evaluación comprobamos el grado de dominio de la materia y el nivel formativo que estáis consiguiendo. Nadie mejor que vosotros mismos sabéis si os encontráis más fuertes que cuando iniciasteis el camino hacia la plaza.
Autoevaluar semanalmente el ritmo de estudio de temas, los avances en el práctico y el progreso en la parte de Didáctica os permitirá conocer de primera mano vuestros logros y si estos son adecuados a las metas que os habéis propuesto. Si os habéis impuesto estudiar 3 temas por semana, y no lo estáis consiguiendo, la radiografía del diagnóstico dice que algo estáis haciendo mal y que, por tanto, tenéis que acelerar el ritmo de trabajo.
¿Cómo medir el nivel de conocimiento? El control de los simulacros
Los simulacros son herramientas muy útiles para tomar la temperatura del nivel de conocimientos que tenéis. Permiten medir y examinar los saberes o la adquisición de las técnicas necesarias para dominar la parte práctica de las oposiciones.
Para la correcta implementación de estos controles es necesario respetar las variables necesarias para un desempeño realista, que mimetiza las condiciones físicas y ambientales de los exámenes, tales como la imposibilidad de consultar materiales o controlar el tiempo de realización.
El nivel de logro obtenido en los simulacros nos da una idea aproximada del nivel y la capacidad con que afrontaréis los futuros exámenes de oposiciones. En algunos casos, las calificaciones de los simulacros coinciden con las de los exámenes. Lograr un gran nivel de conocimientos es el principal requisito que os permitirá obtener unas buenas calificaciones.
¿Cuáles son los objetivos más destacados de la evaluación formativa?
Para que este tipo de evaluación sea útil es necesario someterla a varios requisitos.
Realizar una adecuada evaluación de diagnóstico
Al inicio de vuestra andadura opositora, es muy importante que toméis consciencia de vuestro nivel de conocimientos previos, identificando vuestras fortalezas y debilidades. La fotografía que obtengáis os dará las claves para trabajar con mayor dedicación una u otra parte. Se trata de un ejercicio de reflexión que os servirá para averiguar vuestros puntos fuertes y débiles.
En sentido positivo y constructivo, os ayudará a aprovechar al máximo vuestras capacidades y potencialidades, sacándoles el mayor provecho, limando errores y puliendo deficiencias. Hay opositores/as que explotan sus saberes y habilidades, movilizando y relacionando sus conocimientos y aplicándolos muy adecuadamente.
Formular los objetivos de manera realista y clara
Siempre decimos que la radiografía opositora está definida por un sumatorio de variables particulares: circunstancias personales, capacidad intelectual, sustrato de conocimientos, etc. Estas variables deben tenerse en cuenta a la hora de formular unos objetivos asumibles y creíbles.
Debéis fijar unos objetivos asumibles, pues, sensu contrario, si os marcáis unos objetivos inalcanzables, podríais caer en el desaliento y en la frustración. En ese momento hay que reformular los objetivos, graduando su dificultad de forma realista y adecuada a vuestras circunstancias personales y vuestras capacidades intelectuales.
Traemos el ejemplo de opositoras que, aparte de trabajar, tienen que atender a sus familias. Aún así sacan tiempo para la preparación de donde pueden. Algunas de ellas, incluso, escuchan nuestras clases cuando hacen la compra o practican deporte en el gimnasio.
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Planificar metas a corto plazo
Dejar cerrada la programación didáctica en una fecha determinada, crear una unidad didáctica cada X tiempo, desarrollar situaciones de aprendizaje en plazos concretos, estudiar un determinado número de temas y realizar X simulacros, etc. son algunos ejemplos de las metas que debéis planificar en fechas fijas. Dichas tareas no pueden aplazarse más allá de dichas fechas, salvo por circunstancias sobrevenidas o causas de fuerza mayor.
Cumplir con los plazos infunde confianza, seguridad y fortaleza. Como sabéis, las oposiciones son una carrera de fondo en la que debéis estar al 100%. Si en algún momento flojeáis, os situaréis en desventaja respecto a vuestros/as competidores/as y, además, esto puede generar un indeseado “efecto bola de nieve”, que os lleve a aplazar las nuevas tareas y a acumular trabajos, que deben desarrollarse en tiempo y forma.
Atender cuanto antes las tareas no realizadas
Como hemos dicho, la acumulación de tareas provoca congestiones y retrasos. En el momento en el que se produzcan, tenéis que pensar en sacarlas cuanto antes, antes de iniciar las nuevas. Dejarlas inacabadas no os permitirá avanzar más rápido, sino progresar a saltos dejando huecos sin rellenar. Es mucho mejor progresar cerrando todas las tareas pendientes a hacerlo de forma discontinua. Continuidad y constancia siempre son las guías orientadoras de una buena formación. Debéis aprender a temporalizar con realismo todos los procesos de preparación.
La plaza es hija de una buena planificación
La experiencia nos informa de que cumplir los objetivos desde una correcta planificación de las tareas es sinónimo de plaza. Trabajar con un método ordenado y lineal permite consolidar los saberes y acrecer las facultades intelectivas necesarias para la adquisición de otros nuevos. Los opositores/as que se han sometido a este plan de trabajo han desembarcado en las pruebas con la confianza y la seguridad de que lo iban a hacer bien, plasmando y demostrando el nivel de saberes adquiridos, algo que se ha cumplido en la práctica totalidad de los casos.