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¿Por qué es tan provechoso estudiar la literatura? ¿Cuáles son sus beneficios para la meritosa labor de profesor de Lengua castellana y Literatura?

oposiciones de enseñanza secundaria- Lengua castellana y Literatura

Tabla de contenidos

Nuestra experiencia preparadora nos dice que los textos posteriores a la Guerra Civil han adquirido un papel creciente en importancia en los exámenes prácticos de oposiciones de Lengua castellana y Literatura.

En este artículo, realizamos un breve trazado literario que nos permitirá aclarar algunos aspectos de contextualización y localización literaria, para un mejor entrenamiento de la parte práctica.

Las enseñanzas de la lectura antológica

El propósito de leer textos literarios y antologías no se basa tanto en ninguna teoría en particular, sino en la recepción razonada de constantes temáticas y estéticas. Antes de profundizar más, nos permitimos señalar las ventajas que, en nuestra opinión, puede ofrecer a lectores con diferentes niveles de preparación e intereses. Y perdonen si nos pasamos de entusiastas: a lo largo de los años, hemos llegado a la convicción de que, si la buena literatura tiene valor tanto a nivel individual como social, la lectura reflexiva puede aportar muchas ventajas en ese sentido.

Pensemos primero en el opositor de Letras, especialmente en los primeros años de preparación. Este estudiante debe entrenar tipologías textuales pertenecientes a la literatura española correspondientes a diferentes períodos. Es difícil (o inútil) pedirle que, además de familiarizarse con una cantidad considerable de textos primarios, ostente una gran capacidad analítica. Sería inútil y perjudicial remitirlo a un manual con datos y referencias imprescindibles en la erudición y la crítica, que sobrecargarían su estudio.

La aplicación de los aprendizajes de la preparación

Avancemos un par de meses. El opositor ya no se matriculará en cursos que abordan periodos literarios tan amplios: «Literatura española del Siglo de Oro», por ejemplo. En este caso, los cursos  ostentan un equilibrio entre la selección de textos y la introducción teórica que la enmarca. Así, permitirán entrar de lleno en la materia monográfica que le atañe; y los distintos análisis proporcionarán un contexto de identificación literaria.

Imaginemos ahora que el opositor consigue un puesto como profesor de lengua y literatura en la enseñanza media. Probablemente deberá desempeñar su tarea en condiciones no óptimas: sin mucho tiempo para preparar las clases, tal vez lejos de una biblioteca adecuada, y a menudo dudando sobre cómo abordar una explicación o una lectura de manera apropiada para sus alumnos. La preparación ayudará a gestionar una variedad de recursos e ideas para enseñar literatura de manera más atractiva y pertinente que las formas tradicionales (a partir de los textos) .Además, los profesores veteranos también pueden beneficiarse al refrescar ciertos temas o explorar nuevas direcciones, especialmente cuando se trata de gestionar bibliotecas.

Algunas orientaciones metodológicas

El corazón de la literatura está en las obras, autores, movimientos y tradiciones que realmente son de primera magnitud y que tienen mayor relevancia para el lector de hoy. Aunque en las introducciones también se mencionan escritores, libros o géneros menores, el énfasis radica en los grandes nombres y en la línea que ellos marcan, lo que da cohesión al conjunto. No se trata de seguir las modas ni de presentar un desfile de «héroes», sino de organizar los materiales críticos y eruditos disponibles en una serie coherente, dentro de la diversidad de perspectivas inherente a este cometido. Ha sido un ejercicio complejo equilibrar la importancia real de obras y autores con la bibliografía existente, evitando que figuras de segunda fila, aunque muy estudiadas, ocupen más espacio que otras de mayor categoría pero menos investigadas.

Periodización literaria

La materia se divide en tramos de periodización. Títulos como «Siglos de Oro: barroco», «Modernismo y 98» o «Época contemporánea: 1914-1939» no son completamente satisfactorios ni responden a los mismos principios, pero son más claros que etiquetas como «La edad conflictiva» o «Del novecentismo a las vanguardias». Aunque menos precisos, identifican de manera general el ámbito tratado, y los problemas de «periodos» y «edades» se abordan en detalle en cada tomo que lo requiere.

Otro desafío radica en la sistematización de las obras. Así, Cervantes se ubica mejor en la época de su formación, mientras que el «Guzmán de Alfarache» se entiende mejor junto a la picaresca y la narrativa del Seiscientos.

El análisis crítico se propone revisar a los escritores, obras o temas en cuestión y ofrecer un panorama fresco del estado de los estudios sobre ellos. La combinación de historia e historiografía varía: en algunos casos, se yuxtaponen hechos históricos y conclusiones críticas; en otros, se entrelazan estrechamente.

Necesidad de leer reflexivamente monográficos histórico-críticos: sinergias entre práctico y tema

Los trabajos históricos y críticos se centran en la asimilación y comprensión. Aunque la valoración de autores contemporáneos como Valle-Inclán, Cernuda o Celaya ha cambiado, los estudios documentan el nacimiento de una crítica profunda y significativa sobre estos temas, priorizando las contribuciones más relevantes.

Para ilustrar los desafíos a que nos hemos de enfrentar, consideremos el caso de don Ramón Menéndez Pidal. No reproducimos sus primeras opiniones, ya que pasaron a ser parte de la opinión general sobre el Arcipreste. Sin embargo, representamos su espléndida ancianidad y sus reinterpretaciones más recientes.

Teoría y acción; del texto al contexto: el método de estudio ideal

Nuestro ideal, como mencionamos antes, es que la selección de textos forme un conjunto cohesionado a lo largo de la serie literaria. En la citación de autoridad, hemos de combinar de forma singular visiones generales, análisis de obras particulares y ejemplos de la erudición más aguda. Se trata de un objetivo demasiado ambicioso, que no siempre podrá ser posible . Los textos seleccionados deben abordar cuestiones esenciales, facilitando la lectura de las fuentes primarias.

Por ello, y no solo por una convicción compartida por todos los críticos, la selección de textos tiende a destacar las contribuciones que son más sensibles a los factores literarios y más hábiles en relacionarlos con la trama completa de la historia literaria, poniendo en marcha diversas habilidades de carácter práctico, contextualizador y factual.