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¿Por qué cambiar la forma de preparar las oposiciones a profesor de Lengua castellana y Literatura de Secundaria? Algunos consejos para la toma de decisiones

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    El inicio de una nueva andadura formativa.

    Todos los que, en uno u otro momento, iniciamos en su día la carrera de fondo de preparar las  oposiciones a profesor de Lengua y Literatura, tuvimos que hacer frente a una serie de interrogantes y dilemas. Elegir un adecuado itinerario no es cuestión se suerte, sino de saber distinguir, apreciar, buscar y encontrar la opción correcta.

    Con método formativo nos referimos a una forma de preparar autodidacta o a la que se realiza con la ayuda de un preparador o preparadora. No seremos los adalides de unos u otros. Los opositores, formados en Facultades y Escuelas, a estas alturas debéis ser lo suficientemente inteligentes para discernir la formación de calidad de la que no lo es. Y ya de paso, realizar una reflexión sobre la propia trayectoria, discerniendo los errores cometidos para que no se vuelvan a repetir.  

    ¿Es adecuada una formación autodidacta? ¿Cómo elegir la mejor preparación? ¿Merece la pena la empresa de trabajar en pos de conseguir el objetivo de la plaza?

    El lado placentero del aprendizaje: estudiar para las oposiciones es un viaje hacia el conocimiento.

    Hay opositores que, por inercia, preparan solo durante el año de oposiciones de su comunidad, más por obligación o deber que por vocación. Además, repasan el mismo temario de siempre y los mismos prácticos.  Si se comenten los mismos errores, no se puede achacar un mal resultado a la mala suerte o a la mala praxis de los tribunales. En estas circunstancias es recomendable pararse a analizar la parte de culpa que pueda tener una mala actuación propia o el no haber seguido la guía adecuada.

    ¿Cómo se detecta la pertinencia del cambio?

    Hay aspirantes a los que les cuesta detectar que su método de trabajo no les ha dado resultado, ni, probablemente, llegue a dárselo. Estudiar el mismo temario de oposiciones que ha llevado al suspenso en varias ocasiones, trabajar materiales comprados o cedidos para el práctico que no tienen el nivel necesario para traspasar el umbral de exigencia de la prueba, etc. Se trata de una actitud continuista y reacia al cambio.

    Para cambiar un mal método de trabajo, es necesario, primero, cambiar de actitud ante  el reto de ganar las oposiciones.

    Entonces, ¿cuándo cambiar? y, sobre todo, ¿cómo cambiar?

    Es difícil fechar el momento del cambio, pues tal decisión dependerá de la experiencia previa, de las convocatorias fracasadas y de las propias circunstancias personales, buenas o malas.

    Lo que sí podemos afirmar es que la importancia de la elaboración de materiales adaptados a los procesos selectivos para profesor de Enseñanza Secundaria es uno de los principales aspectos a tener en cuenta. Hay opositores y opositoras que se embarcan en formaciones cuyo nivel de entrega se limita a dar las pautas para elaborar ellos mismos. En la mayoría de los casos se dan de bruces con una realidad bastante desagradable. Al final del camino se percatan de que no tienen nada: ni temario, ni herramientas para la resolución de los comentarios prácticos, ni programación didáctica, ni unidades didácticas/situaciones de aprendizaje.

    La ausencia de materiales de nivel, funcionales y aptos para afrontar la dificultad de las pruebas, superándolas con ventaja, es uno de las lagunas más habituales.

    La importancia de una buena elaboración de base.

    Un temario de oposiciones de base, por ejemplo, no es más bueno por ser más original. La calificación que se obtendrá en el tema dependerá de muchos factores. Rescatamos los más relevantes: profundidad científica del tema, enfoque adecuado y respuesta fiel a los criterios de calificación de los tribunales. Si un temario ha sacado sobresalientes en varios procesos selectivos de distintas comunidades autónomas, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que es muy bueno.

    Por otra parte, los materiales editados suelen ser generalistas y, en la mayoría de los casos, poco útiles y operativos. Esto se da sobre todo en las herramientas disponibles para preparar la prueba práctica. No  documentamos publicaciones especializadas, que aborden con suficiente profundidad y rigor las diversas y variadas situaciones y casos que pueden presentarse en la parte práctica de las oposiciones de las diferentes comunidades autónomas. La ausencia de una oferta editorial con materiales de calidad en lo que respecta a esta fase acentúa las deficiencias en el nivel de capacitación necesario para su superación.

    Las grandes enemigas: las creencias fatuas.

    Desafortunadamente,  puede haber aspirantes, y de hecho los hay, en los que ha arraigado la firme creencia de que dominan una determinada parte de las oposiciones sin siquiera haberse enfrentado al proceso. En estos supuestos, parece evidente que el cambio tendría que ser inmediato, pues , en este caso, lo se piensa o se cree puede ser fruto de una percepción errónea o presunción infundada. Los recursos y desempeños han de someterse al dictamen de tribunales calificadores del concurso-oposición en primer lugar. En segundo lugar es necesario autoevaluar si se han plasmado y desarrollado con la capacidad suficiente en los exámenes o, por el contrario, el desempeño ha sido pobre y deficiente.

    Decimos que, en ocasiones, la percepción puede estar alejada de la realidad.  En otras situaciones, sensu contrario, el haber superado alguna fase con excelentes calificaciones es un signo más que menos certero de que la manera de trabajar ha sido la correcta. Hasta ese momento, todo queda en el terreno de la hipótesis y la conjetura.

    Años de vida consumidos ¿Qué hacer si los buenos resultados nunca llegan?

    Achacar los malos resultados a una suerte adversa o a una actuación subjetiva y opaca de los tribunales no es del todo justo. Es necesario mirar hacia dentro y averiguar qué parte de culpa cabe en uno mismo. Los detonantes de una bajada dramática en las calificaciones en nuestra materia de Lengua castellana y Literatura se relacionan en ocasiones con la expresión y la forma. Escribir mucho no se traduce en una buena calificación. Una mala redacción o estructuración del escrito puede penalizar el ejercicio hasta el extremo.

    En nuestro caso, hemos conocido casos de opositores que han salido de los exámenes muy tristes y desanimados y luego han aprobado con calificaciones notables. Significa, por tanto, que las creencias, positivas o negativas, puede que no concuerden con la realidad. Lo importante es tener la firme convicción de que el camino que se está siguiendo es el adecuado. Y esto lo dicta el propio convencimiento o la intuición personal.

    Orientar el diseño y la creación de materiales y recursos a la consecución de unos objetivos y criterios de evaluación claros y definidos suele conducir a unas buenas calificaciones en la práctica totalidad de casos.

    Si el método formativo , autodidacta o con ayuda, ha conducido a malos resultados convocatoria tras convocatoria, es necesario reflexionar sobre la parte de culpa que pesa sobre uno mismo y  la que pueda dimanar del lado de la formación.

    ¿Cómo reconocer la excelencia formativa?

    Pensamos que es justo conceder la cualidad de la excelencia a un método de capacitación que ha funcionado y ha servido para que muchos opositores y opositoras hayan conseguido plaza con los primeros puestos de sus comunidades autónomas. Si el método ha funcionado con muchos opositores, ¿por qué no funciona con uno mismo? Esa es la pregunta a la que se debe responder. Y, aunque no tiene fácil respuesta, sí podemos extraer indicios de por qué no ha sido así.

    Invertir en una buena formación es labrarse un futuro.

    El nivel de capacitación que se demuestra en las pruebas está directamente correlacionado con el de la formación que se ha adquirido. Es una propiedad que se cumple con una probabilidad casi total. Además, la inversión una formación que te ayudará a obtener una buena calificación se recupera a poco de comenzar a trabajar como profesor de Enseñanza Secundaria.

    En este sentido, nos alegramos de que todos los opositores que se han preparado con nosotros hayan conseguido trabajo como docentes funcionarios de carrera o en régimen de interinidad.

    ¿Merece la pena solicitar ayuda?

    Primero invertimos años de vida y considerables sumas de dinero en una o dos Licenciaturas o Grados. Sin embargo, a la hora de preparar oposiciones, hay aspirantes que deciden afrontar esa andadura en solitario. Unos llegan a buen puerto, pero un alto porcentaje consumen su tiempo intentándolo.

    Pensamos que merece la pena abrazarse al cambio positivo.  Un buen sistema formativo ahorra mucho tiempo, si lo da todo y bien hecho y, si, además, clarifica el rumbo mediante orientaciones certeras, llevará por el camino recto y en menos tiempo a la plaza. Como preparadores, y aquí aplicamos principios de ética personalista, pensamos que toda entrega es poca. La bueno se relaciona mediante correspondencia unívoca con lo bueno. Nos cabe el inconmensurable honor de haber formado a opositores que se presentaron por primera vez y única a las oposiciones y obtuvieron plaza a la primera. Es algo que nos alienta a seguir adelante y continuar con nuestra trayectoria.

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