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Métodos para la realización del comentario literario (I). Una aproximación desde el Formalismo.

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    Iniciamos una nueva semana con la primera entrada de la serie que dedicaremos al análisis de los métodos, herramientas y paradigmas del comentario literario, que, como bien sabéis, posee un papel protagonista en los exámenes prácticos de las oposiciones de lengua castellana y literatura.

    Los métodos de análisis son tan variados como las propias escuelas lingüísticas o programas de estudio de crítica literaria. Debido a esta diversidad métodos, gestados y desarrollados en el seno de esta parcela, es muy importante dejar indicado en la introducción de este ejercicio las corrientes, planteamientos o técnicas de partida que aplicaremos a nuestro análisis. Se trata de una declaración de intenciones que permite fundamentar adecuadamente el enfoque teórico-práctico que daremos a nuestro ejercicio.

    Antes y ahora: la relevancia de los comentarios literarios en los exámenes de oposiciones

    Mediante la lectura y la práctica se adquieren y asimilan técnicas de análisis literario que ensanchan la competencia literaria e impulsan la interrelación con los contenidos del temario (alrededor del 43% de los temas son de literatura).

    En los procesos selectivos del territorio MEC este ejercicio asumía un peso fundamental. Algunos compañeros de profesión jubilados recuerdan con cariño el texto literario que les tocó analizar. Las pruebas estaban muy competidas y hacía falta hacerlo bien para obtener una plaza por turno libre.

    Con el paso del tiempo, este ejercicio ha mantenido su estatus de importancia. Sin ir más lejos, en las recientes oposiciones de Andalucía 2023, una de las opciones de la prueba práctica proponía la realización de un comentario literario de uno de los sonetos del amor oscuro de Lorca: “El poeta pregunta a su amor por la Ciudad Encantada de Cuenca».

    Una aproximación al análisis literario desde el Formalismo retoricista

    Según la escuela formalista el análisis literario ha de abordarse desde una perspectiva que permita elucidar el procedimiento literario, conforme a una visión retórica (formal) del texto artístico.

    Roman Jakobson en su trabajo sobre la nueva poesía rusa (1921) afirma el punto de partida de la perspectiva de análisis que acogerá el formalismo: la literariedad o lo que eleva una obra concreta a la categoría de arte.

    El formalismo concibe el texto como un constructo en el que adquiere indudable prioridad la dimensión formal y material.

    A nuestro juicio, el ejercicio consistente en realizar un comentario lingüístico de textos literarios  y de sus procedimientos artísticos de espaldas a la autoría, al periodo, movimiento o época literaria carece de la necesaria profundidad y finura analítica que ha de exigírsele a esta herramienta; sobre todo a la hora de establecer relaciones ideológicas y estéticas entre el texto y su contexto de emisión.

    Todo texto literario posee una intencionalidad fundada, un propósito, un fin. La cuestión: “ Analice los rasgos lingüísticos del texto en función de su contribución al sentido global del mensaje” exige averiguar las consecuencias (hechos de estilo) a la luz de las causas (intencionalidad) que generan el mensaje literario: recorrido que va desde el sentido a su pregnancia y su emergencia artística.

    El texto es el producto de una determinada mentalidad y conciencia artísticas. Subrayar los hechos de estilo sin la necesaria conexión con la intención que los genera es una labor infructuosa en muchos sentidos.

    La “sensación de la forma”

    Sklovski enuncia este principio como la serie de medios que el poeta utiliza para hacer extraño el objeto artístico, pues lo que persigue es crear una impresión máxima, y a este mismo fin se orientan técnicas como el paralelismo, la comparación, la simetría, la hipérbole, y figuras que tienden a reforzar la sensación que produce dicho producto artístico.

    Otros formalistas como Tinianov relativizan la percepción del hecho artístico: “Lo que es “hecho literario” para una época, será un fenómeno lingüístico perteneciente a la vida social para otra e inversamente, según el sistema literario con relación al que este hecho se sitúe ”. Afirmación esta que nos parece muy interesante desde el punto de vista del análisis cultural del texto en el marco de su época o periodo.

    El análisis literario no puede fundarse desde una perspectiva exclusivamente formal

    Afirmación que remarcamos una y otra vez: debemos interpretar los hechos de estilo de un texto literario a la luz de su contexto histórico-literario (cultural, filosófico, estético…). Lo que los formalistas aplicaban a la historia literaria es lo que tenemos que ver con total claridad. Como afirmara Tinianov: “La existencia del hecho literario depende de su cualidad diferencial (es decir, de su correlación ya con la serie literaria, ya con una serie extraliteraria), en otros términos, de su función”. 

    Este mismo autor aplica una visión dialéctica al cambio literario con la que nosotros estamos de acuerdo: no nos parece acertado entender el movimiento de literaturas y textos literarios como un fenómeno lineal de salida que se organiza a partir de un determinado momento de rechazo. Siempre existe una continuidad emergente en los planos temáticos, estéticos y formales que debemos elucidar y explicar adecuadamente: la literatura, a nuestro juicio, evoluciona de forma pendular, proteica y gradual. Avanza mirando al pasado. Un buen comentario, por tanto, debe dar fundada cuenta de las interdependencias e intertextualidades presentes en los textos de nuestra monumental historia literaria.

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