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¿Cómo fue el examen práctico de Lengua castellana y Literatura de Andalucía?

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    Ayer domingo, los/las aspirantes de Andalucía realizaron los dos primeros exámenes de la primera fase de oposición: práctico y tema. Como veremos a continuación, las cuestiones fueron variadas y los textos bastante ricos y densos en rasgos y elementos para el análisis. Cuatro fueron los textos propuestos a elegir dos entre un lingüístico-filológico, dos lingüísticos y un literario. Gracias a la aportación de los opositores andaluces que participaron en la prueba hemos podido recomponer el examen práctico de Andalucía de la actual convocatoria 2023.

    El regreso de Tiempo de silencio (1962)

    En el examen práctico de 2021 se presentó un fragmento de esta novela para la realización de un comentario sintáctico (concretamente, la secuencia consecutiva: “Hay ciudades tan descabaladas…”). Este año ha vuelto a aparecer una secuencia de la misma obra pero realizar un comentario lingüístico completo. Se trata de un pasaje en el que los rasgos predominantes se sitúan dentro de las características de la novela de vanguardia de los 60. Entre los más relevantes destacan: la brusca y tajante ruptura con la mímesis, la dislocación semántica, las características generales de la novela innovadora – ya presentes, un año antes, en Dos días de setiembre (1961) de Caballero Bonald, como defiende F. Gutiérrez Carbajo en Literatura española desde 1939 hasta la actualidad, Madrid, Editorial Universitaria Manuel Areces, 2011) – tales como el irracionalismo, el hibridismo genérico, la dislocación expresiva, la sintaxis innovadora, etc.

    En nuestros cursos tenemos analizados 3 textos de esta obra tan representativa. La aparente envoltura genérica puede confundir. Y he aquí una de las claves interpretativas que hemos comentado en las clases muchas veces: la novela vanguardista de posguerra, en las mismas fechas o posterior a 1962, se caracteriza por el “collage” genérico. En efecto, esta nueva manifestación da cabida a géneros tan variados como el ensayo, el informe científico forense, el artículo de opinión, etc. Muchos géneros conviven en este nuevo planteamiento cuyo rasgo más singularizador es el del divorcio con la tradicional manera del contar.

    Pues bien, lo lingüístico una vez más, ha de explicarse a la luz de lo literario. La lengua de un periodo, la estética, la forma, las técnicas innovadoras y rupturistas, las secuencias de estilo, etc. encuentran acomodo y explicación tras haber identificado correctamente la pertenencia a la obra o el periodo. Algunos aspirantes defendieron que el texto era posterior a 1962, fecha de publicación de Tiempo de silencio.

    He aquí la secuencia textual.

    Pero no me siento suficientemente desesperado, siento un placer muelle en este arcaico instrumento que galopa, galopa, galopa como un animal con su traqueteo ruidoso de efecto hipnótico que hace coincidir su ritmo con el del electroencefalograma y que por un sistema de acomodación idéntico al que emplean los negros en las tribus primitivas, con sus tam-tam en las noches de fiesta y bailando, bailando consiguen -ellos, sí, dichosos – llegar al famoso éxtasis, mientras que aquí ni aun el sueño se consigue. Si llegara al éxtasis, si cayera al suelo y pateara ante la misma cara del predicador viajero podría convertirme, atravesar el lavado necesario del cerebro prevaricador y quedar convertido en un cazador de perdices gordas y aldeanas sumisas. Pero no somos negros, no somos negros, los negros saltan, ríen, gritan y votan para elegir a sus representantes en la ONU. Nosotros no somos negros, ni indios, ni países subdesarrollados. Somos mojamas tendidas al aire purísimo de la meseta que están colgadas de un alambre oxidado, hasta que hagan su pequeño éxtasis silencioso. Tracatracatracatracatracatracatraca traqueteo tracatracatracatracatraca: se puede formar un ritmo, es cuestión de darle una forma, una estructura gestáltica, puede conseguirse un ritmo distinto según la postura en que uno se ponga a escuchar un ritmo cada dos, un ritmo cada tres, un ritmo cada cuatro y luego repetir, o bien otro ritmo como en las figuras ópticas se puede ver una copa o el perfil de una cara. Racionalismo mórbido, qué me importan a mí los ritmos, las figuras y las gestalten si me están capando vivo. ¿Y por qué no estoy desesperado? Es cómodo ser eunuco, es tranquilo, estar desprovisto de testículos, es agradable a pesar de estar castrado tomar el aire y el sol mientras uno se amojama en silencio. ¿Por qué desesperarse si uno sigue amojamándose silenciosamente y las rosas siguen sien… las rosas?… ajjj. Podrás cazar perdices, podrás cazar perdices muy gordas cuando los sembrados estén ya… podrás jugar al ajedrez en el casino. A ti siempre te ha gustado el ajedrez. Si no has jugado al ajedrez más es porque no has tenido tiempo. Acuérdate que antes sabías la defensa Philidor. El ajedrez es muy agradable y además al no estar desesperado, qué fácil será acostumbrarse si uno no está desesperado. Será muy fácil, no habrá más que estar quieto al principio porque, al moverse, puede rozarse la herida. Primero estar quieto. Entonces vendrá una mujer, una linda mujer a tu consulta y te dirá lo que padece, prurito de ano. Tú la diagnosticarás sin esfuerzo, le recetarás lo que necesita. Ella dirá, es simpático el nuevo. Por poco tiempo que tengas que esperar a que venga esa mujer tendrás tiempo para que se te pase. Se te habrá pasado todo. Entonces dirán, es mejor que el otro. El nuevo es mejor. Habrá algunos que todavía no, que todavía no, que todavía creerán que el viejo es mejor o que les dará vergüenza dejarlo. Mejor, porque si no, no tendrías tiempo suficiente para cazar perdices. Estarás así un tiempo esperando en silencio, sin hablar mal de nadie. Todo consiste en estar callado. No diciendo nunca nada de eso. Todo el mundo, poco a poco, verá cómo eres de bondadoso, de limpio, de sabio.

    Luis Martín Santos, Tiempo de Silencio (1962)

    La vuelta del comentario filológico con un texto de la segunda mitad del Doscientos

    En todo momento hemos seguido apostando por el comentario lingüístico-filológico con el convencimiento de que, a pesar de que lo suprimieran en 2021, este comentario podría volver a aparecer como así ha sido con un texto medieval de la segunda mitad del siglo XIII datado gracias a evidencias lingüísticas clarísimas . Se trata de un fragmento perteneciente a una crónica del siglo XIII, inequívocamente, a juzgar por los rasgos de datación del nivel fonético. Las alusiones a “doña Sancha” invitan a pensar en que se trata de un fragmento extraído de la Primera Crónica General  en la “versión sanchina” de 1289.

    Lo importante fue datar el texto en un periodo concreto, siguiendo el método pidaliano de la periodización corta. Es el nivel fonético-fonológico el que nos da la clave para la correcta fechación del texto. También podemos justificarla a la luz de la morfosintaxis histórica. En esta época ocurre la consolidación del castellano hasta hacerse en la segunda mitad del Doscientos un idioma para todos los usos. He aquí lo que simboliza idiomáticamente Alfonso X.

    Lengua coloquial y literatura: una secuencia de Entre visillos (1958)

    Dentro del nivel léxico-semántico, concretamente en el CURSO COMPLETO PARTE PRÁCTICA, tenemos comentadas dos secuencias de esta obra tan representativa. En efecto, el encuentro entre el registro lingüístico coloquial y su plasmación mediante la mímesis literaria es la óptica explicativa sobre la que se debe apoyar el grueso del comentario lingüístico.

    Ambas secuencias, la Tiempo de silencio (1962) y esta, pueden compararse por sus extraordinarias diferencias en todos los planos. En el fondo hay un principio de renuncia o aceptación de la mímesis como principio creador. Un análisis que ha de partir de una adecuada explicación del realismo de posguerra, muy diferente en todo a la del «realismo dialéctico» de la novela experimental.

    Entró Mercedes. Natalia entró detrás.

    —Buenos días. Vio el rostro de la chica de beige. No sabía si la conocía o no. Se parecía a otras amigas de las hermanas. Todas le parecían la misma amiga.

    —¿Conocías a Natalia? Isabel miró el rostro pequeño, casi infantil.

    —Pues creo que la he visto alguna vez en la calle, de lejos. Me parecía que era mayor. ¿Cómo estás?

    —Bien, gracias —dijo ella, bajando los ojos.

    Cogió el programa de las ferias y con una tijera de bordar le empezó a hacer dientes y adornos por todo el filo meticulosamente. Las briznas de papel se le caían en la falda.

    —También es raro, ¿verdad?, que nunca nos hayamos conocido, con tantas veces como vengo a vuestra casa.

    —¿Ésta? —la señaló Mercedes con el pitorro de la cafetera—. No me extraña; si nosotras la conocemos de milagro. Esto es más salvaje…

    Isabel se sonreía, sin quitarle ojo. Detallaba las cejas espesas, los grandes ojos castaños.

    —Uy por Dios, ¿no oyes lo que dicen? ¿A que no es para tanto?

    —Me da igual. No, no me pongas café. Si ya he tomado.

    —Bueno, pero estate quieta con esas tijeras, ¿qué estás haciendo? Lo pones todo perdido de papelines.

    —Ah, mira, las tijeritas pequeñas —dijo Julia—. Las estuve buscando ayer. Luego me arreglas un poco las uñas, ¿eh, Isabel?

    —Sí, mujer, encantada. Pero tengo que llamar a mi madre. ¿Vas a ir al Casino a la noche?

    —Creo yo que daremos una vuelta. ¿Tú qué dices, Julia? —A mí me da igual. Total, está siempre tan ful.

    —Sí, es verdad, no sé qué pasa este año en el Casino. Y cuidado que la orquesta es buena, pero no sé.

    —La mezcla —saltó Mercedes con saña—. La mezcla que hay. Decíamos de la niña del wolfram. La niña del wolfram, la duquesa de Roquefeller, al lado de las cosas que se han visto este año. Hasta la del Toronto, ¿para qué decir más?, si hasta la del Toronto se ha vestido de tul rosa. Y por las mañanas en el puesto. Así que claro, es un tufo a pescadilla…

    —No, y que hay demasiadas niñas, y muchas de fuera. Pero sobre todo las nuevas, que vienen pegando, no te dejan un chico. Isabel, al decir esto, volvió a mirar a Natalia y le sonrió.

    —Sí, vosotras, vosotras, las de quince años sois las peores. Ella desvió la vista.

    —A ésta la pondréis de largo.

    —No quiere. —¿Que no quiere? Será que no quiere tu padre, más bien.

    —No. Soy yo, yo, la que no quiero-aclaró Natalia con voz de impaciencia.

    —Hija, Tali, no hables así. Tampoco te han dicho nada. ¡Jesús! —se enfadó Mercedes.

    —Bueno, es que es pequeña. Tendrá catorce años.

    —Qué va. Ya ha cumplido dieciséis. Ella que se descuide y verá. De trece años las ponen de largo ahora. Pero se ha emperrado en que no, y como diga que no… Fíjate, si ya le había traído papá la tela para el traje de noche y todo, aquella que trajo de Bilbao, ¿no te la enseñé a ti?

    —Uy, mujer, pues qué pena. ¿Es que no te hace ilusión? —Tiempo tiene. Dejarla —dijo Julia, y Tali la miró con agradecimiento—. Tiempo de bailar y de aburrirse de bailar. Precisamente…

    —Dieciséis años no los representa, desde luego. De todas maneras, cuánta distancia entre vosotras. ¿O es que hubo hermanos en medio?

    —No, sólo uno que nació muerto. Y desde ése hasta Natalia, nueve años. Mercedes se quedó mirando a Julia y le pesó el silencio que se hizo. Sabía que Isabel podía estar calculando los años de ellas. —Mamá murió de este parto, ¿lo sabías, no? Eso de los partos qué horrible, ¿verdad? —dijo aprisa —. Menos mal que ahora se muere menos gente.

    —¿Qué es, que padecía del corazón?

    —Sí. Del corazón. No llegó a conocerla a ésta.

    —Gracias a tu tía. Es un sol vuestra tía, es como madre, ¿no?

    —Fíjate.

    Natalia se quitaba uno por uno, a pequeños pellizcos, los pedacitos de papel pegados a la falda. Siempre que estaba ella hacían las mismas preguntas y contaban las mismas historias. Siempre este largo silencio después de que se nombraba a mamá. Este ruido de cucharillas. Hoy cogería la bici y se iría lejos. Hoy iba a hacer muy bueno.

    Carmen Martín Gaite, Entre visillos (1958)

    Un soneto del amor oscuro de Lorca

    Cerraba el examen un comentario literario de un maravilloso soneto del amor oscuro del inmortal poeta granadino: «El poeta pregunta a su amor por la ciudad encantada de Cuenca…» . Un soneto que, leído fuera de examen, nos sorprende por su extraordinaria belleza. En esta joya lírica el paisaje de embrujo de la ciudad encantada de Cuenca aparece plasmado desde una óptica institucionista. Este paisaje se convierte en motivo de recuerdo y remembranza para la expresión sentimental y lírica de la ausencia amorosa. Un diamante lírico que cierra el examen práctico de esta convocatoria de Andalucía, caracterizado por la variedad de textos y su riqueza de rasgos.

    ¿Te gustó la ciudad que gota a gota
    labró el agua en el centro de los pinos?
    ¿Viste sueños y rostros y caminos
    y muros de dolor que el aire azota?

    ¿Viste la grieta azul de luna rota
    que el Júcar moja de cristal y trinos?
    ¿Han besado tus dedos los espinos
    que coronan de amor piedra remota?

    ¿Te acordaste de mí cuando subías
    al silencio que sufre la serpiente,
    prisionera de grillos y de umbrías?

    ¿No viste por el aire transparente
    una dalia de penas y alegrías
    que te mandó mi corazón caliente?

    Un examen práctico muy completo que dará sorpresas

    Una vez más Andalucía hila muy fino en la selección de textos y los análisis propuestos. Además, los textos han sido muy adecuados al objeto de los comentarios, pues todos ellos son riquísimos en cuanto a rasgos de todos los niveles. Una vez más, debemos destacar la importancia de un profundo desarrollo del comentario. Hay que estar muy capacitado/-a para desarrollar adecuadamente estos comentarios, pues aquí es donde se evalúa gran parte de la valía de los aspirantes. El desarrollo de las cuestiones, análisis y comentarios siempre se basa en una caracterización previa del texto y la localización en su periodo o época literaria.

    Ante esto: mejorar la técnica del comentario de textos y leer mucha literatura

    Para adquirir destreza y habilidad en los comentarios es necesario haber trabajado muchísimos textos de variada y distinta tipología. Nuestra historia literaria es riquísima y vastísima desde el Cantar a nuestros días.

    Como mera coincidencia, en nuestro caso, como sabéis, tenemos 2 textos analizados de Entre visillos (1958): “¡Bruto! -le gritó Mercedes a un niño…” (CURSO COMENTARIO LINGÜÍSTICO) y “Julia se puso a morderse un padrastro…”, nivel léxico-semántico del mismo curso. En el caso de Tiempo de Silencio hemos trabajado 3 textos de esta obra. Concretamente: un ejercicio de contextualización lingüístico-literaria (“Los pliegues del corazón y del cerebro de una vieja…”); un comentario sintáctico del texto : “Si no encuentro el taxi no llego… » y un comentario lingüístico-literario del famoso texto: “Allí estaban las chabolas…”. Añadimos el texto: “Desde su observatorio pudo comprobar…” de Tiempo de destrucción, novela que Martín Santos dejó inacabada a causa de su muerte prematura. Solo trabajando y explotando muchos textos, en una labor constante de semana a semana (4 textos semanales), podemos llegar a dominar en profundidad el arte y la ciencia de los comentarios de todo tipo.

    ¡Muchísima suerte y ánimo en lo que queda de proceso!

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