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¿Contextualizamos?

    Contextualizado el fragmento textual de la entrada anterior con las aportaciones de Mª Luisa, Mónica y Clara, junto a las del resto de compañeros que nos ofrecieron sus puntos de vista y análisis en clase, ofrecemos un nuevo texto para realizar una nueva práctica de localización histórico-literaria.

    Como ya sabéis, para el correcto planeamiento y desarrollo del ejercicio , debemos pasar por todos los puntos. La idea es la de dominar la técnica de mayor alcance analítico. Apuramos siempre la triada del haz de interrelaciones lingüístico-literarias entre las dimensiones gramatical, estilística e invariante formal y estética de época.

    Según informamos en el guion de desarrollo, para la acertada concretización de la definición del periodo lingüístico manejaremos dos referencias bibliográficas fundamentales. Las podéis consultar en la biblioteca del nivel lingüístico-filológico:

    • ABAD NEBOT, F. (2017): Historia general de la lengua española, Valencia, Tirant Humanidades, Col. Prosopopeya («La lengua del Trescientos» y «El Cuatrocientos»).
    • LAPESA MELGAR, R. (1981): Historia de la lengua española, Madrid: Gredos, Col. Biblioteca románica hispánica (cap. X: «Transición del español medieval al clásico»).

    Nos resultará útil leer el planteamiento global de Lola Pons en “La lengua del Cuatrocientos más allá de ‘Las Trescientas’”, en las Actas del IX Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, I, Iberoamericana-Vervuert, 2015, pp. 393-430 (lo tenéis dentro de la misma sección de la sesión).

    Concretamente, en Lapesa encontraremos una cala útil y didáctica en la que explica la caracterización sintáctica de la prosa de transición. Apreciemos similar tiempo sintáctico-discursivo en el texto analizado de Alfonso X en una entrada pasada . Este esquema se repite en la construcción sintáctica general de muchos pasajes de la Primera Crónica General (1282-84). La singularidad del entrenamiento radica en identificar la tipología textual, el nivel filológico que tenemos que desarrollar (lengua literaria) y respetar un orden y una coherencia, mediante el dominio de los niveles de la parte práctica de estas oposiciones.

    Este fue enamorado en gran manera de una princesa muy hermosa, llamada la hermosa Pinela, que después de la muerte del rey, su padre, por señora de la Ínsula Fuerte quedó que con el reino de Suesa confinaba, y por su amor emprendió grandes cosas y afrentas y pasó muchos peligros de su persona para la atraer a que le amase; mas ella, conociendo ser de linajes de gigantes y muy follón y soberbio, nunca fue otorgada a le dar esperanza ninguna de sus deseos, pero alguno de los grandes de su señorío, temiendo la grandeza y soberbia de este Gasquilán, que viendo no tener remedio en sus amores y el gran amor no se tornase en desamor y enemistad, como algunas veces acaece, y que donde estaban en paz no se les volviese en cruel guerra, tuvieron por bien de aconsejarle que no así esquivase tan crudamente sus embajadas y con alguna infintosa esperanza le detuviese lo más que pudiese ser, pues con este acuerdo cuando esta señora se vio muy aquejada de él, envióle decir que pues Dios le había hecho señora de tan gran tierra su propósito era, y así lo había prometido a su padre, al tiempo de su finamiento, de no casar sino con el mejor caballero que se pudiese hallar en el mundo, aunque de gran estado no fuese, y que ella había procurado mucho por saber quién lo fuese, enviando sus mensajeros a muchas tierras extrañas […].

    5 comentarios en «¿Contextualizamos?»

    1. A lo largo del siglo XV, habrá una renovación de formas literarias en prosa como la historiografía o el cuento y la narrativa ejemplar, que venían cultivándose de siglos anteriores, y, al mismo tiempo, nuevos géneros ahora instituidos como la ficción sentimental y, en cierta medida, los libros de caballerías.

      Lo cierto es que la literatura ficcional caballeresca ya surge a principios del siglo XIV con obras como el «Libro del caballero Zifar» o «Gran conquista de Ultramar» y, como la sentimental, se trata de una novela de lo extraordinario, pero no intimista, sino exterior. En esta literatura, al igual que en la sentimental, el amor se destapa como uno de los ejes en los que se fundamenta la trama, el cual suele venir planteado en términos corteses. Sin embargo, aquí no se realiza una introspección en el sentimiento amoroso. Todo ello queda patente en el fragmento comentado.

      Por su parte, los usos lingüísticos, especialmente los relativos a la sintaxis, nos llevan a interpretar que la obra se incardina en el siglo XV, cuando, siguiendo a Lapesa («Historia de la lengua española», 1981, Madrid, Gredos), la admiración por la antigüedad es tal (Mena siente por la Ilíada una veneración religiosa: «sancta e seráphica obra») que se introducen usos latinos en la lengua. Uno de ellos, explotado en esta composición, es del de la amplitud de la cláusula, con excesiva simetría, cayendo en la redundancia: oraciones de relativo, aposiciones parentéticas («, su padre,»), pleonasmos verbales («la atraer a que le amase»; «nunca fue otorgada a le dar esperanza»), giros sintácticos que entrañan complejidad y elevación del lenguaje («de no casar sino con…»), etc.

    2. Nos disponemos a realizar el análisis filológico del presente texto con el objetivo de datar la etapa histórica a la que pertenece, así como de intentar identificar la obra en cuestión y su correspondiente autoría. Este análisis lo haremos desde los niveles: lingüístico-literario, morfosintáctico y léxico-semántico.

      Las dos características más evidentes y descriptivas del texto es que se trata de un pasaje escrito en prosa cuyo tema principal podría ser el “el lamento amoroso”, véase en “(…) mas ella, conociendo ser de linajes de gigantes y muy follón y soberbio, nunca fue otorgada a le dar esperanza ninguna de sus deseos” (líneas 4-5).

      El relato se sitúa en un tiempo pasado, pero indeterminado; parece introducir una narración novelesca, propia de los libros o novelas de caballerías, véase su inicio “Este fue enamorado en gran manera de una princesa…” (línea 1). Sabemos que durante el siglo XIV se empezaron a gestar los libros castellanos llamados “de caballerías”.

      A través del comentario filológico determinaremos la datación más o menos exacta del texto:

      Rasgos fonético-fonológicos:
      – Acaba la apócope extrema, lo que nos indica que estamos ante un texto cercano al siglo XIV, más concretamente finales del siglo XIII, pues Alfonso X la condena por extranjerizante.

      Rasgos morfosintánticos:
      – La conjunción copulativa predominante es “y”.

      Rasgos léxico-semánticos:
      – Nos encontramos con un léxico completamente evolucionado y actualizado.
      – Podemos analizar el léxico desde un punto de vista literario, apuntando que es claramente connotativo. Aparecen palabras cargadas de connotaciones positivas (“hermosa”, “amor”, “deseos”, “grandeza”, “esperanza”). Los términos relacionados con el mundo de los sentimientos, propios del código del amor cortés, como “amor”, “deseos”; o palabras relacionadas con el mundo novelesco, como “princesa”, “linajes”, “gigantes”, “rey”, “reino”, “caballero”, “embajada”, “tierras extrañas”.

      – Léxico retórico y artificioso: “grandeza”, “soberbia”, “infintosa esperanza”.
      – Abundancia en el uso superlativos: “muy hermosa” (línea 1), “muchos peligros” (línea 3), “muy follón”, “tan gran tierra”, “muchas tierras”, le confiere al texto un estilo recargado y retórico.

      El tema del fragmento nos lleva a pensar que se trata de una novela de caballerías, un caballero que se enfrenta a «muchos peligros» (línea 3) para conquistar el amor de una princesa. El siglo XV es cuando comienza la andadura de este género de la novela en lengua castellana; su obra más representativa es Amadís de Gaula.

    3. Podríamos interpretar, como ha señalado el compañero Pablo, que este fragmento, perteneciente a una obra mayor, podría contextualizarse en la prosa del siglo XV aproximadamente, momento en que surgen los libros de caballerías y los libros de ficción sentimental en España.

      En este fragmento encontramos a dos personajes: la princesa Pinela y el caballero Gasquilán. Sabemos que este último está enamorado de la princesa y que emprende todo tipo de aventuras con tal de ganarse su amor. Esto es propio del amor cortés y lo heredamos a través de la literatura francesa, mucho más adelantada que la nuestra.

      Podríamos, asimismo, extraer del fragmento el tema de la rivalidad amorosa, pues la princesa será pretendida por varios caballeros y será ella quien elija con quién casarse («con el mejor caballero que se pudiese hallar en el mundo», tal y como había prometido a su padre).

      Algunos rasgos que nos permiten la contextualización en los siglos XV o XVI son:
      – Predominio de la conjunción «y».
      – Presencia del adverbio «no» en su forma actual.
      – Generalización de la partícula «quien».
      – La aspiración de «f-» inicial latina a «h».
      – Preferencia por la desinencia de subjuntivo «-se», frente a la preferencia actual por «-ra». Ejemplo: ln. 4 «amase»; ln. 8 «tornase»; ln. 9 «volviese; ln. 10 «esquivase» y «detuviese», entre otros.
      – Pronombre personal átono enclítico: ln. 12 «envióle» y también antepuesto en la ln. 5 «le dar».

      Asimismo, la temática es propia de estos siglos, a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento. Encontramos una mención a Dios, pero no es un texto religioso, sino de temática amorosa, donde también se busca la honra y el honor a través de aventuras y peligros.

      Por otro lado, podríamos indicar que este texto iba dirigido a un público conocedor de la lengua imperante, por el empleo de giros sintácticos complejos, sinónimos, voz pasiva, períodos oracionales largos y en ocasiones complejos, etc. De hecho, no hay en todo el fragmento un punto y seguido; toda la narración se vale de pausas breves y, tan solo en una ocasión, hace uso del punto y coma. Este retorcimiento en el desarrollo de la narración hace que el mensaje no llegue de manera clara al público receptor.

      En conclusión, nos encontramos ante un fragmento perteneciente a una novela de caballerías. En concreto, por la temática tratada y la datación que hemos hecho del mismo, consideramos que se trata del Amadís de Gaula.

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