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¿Contextualizamos? 29-3-2020

    Vamos a apreciar aquí la carga significativa desde el punto de vista de la sentimentalidad y la pondremos en relación con el movimiento.

                       UN RECUERDO
    ¡Ay, cómo el llanto de mis ojos quema!...
    ¡Cuál mi mejilla abrasa!...
    ¡Cómo el rudo penar que me envenena
    mi corazón traspasa!
     
    Cómo siento el pesar del alma mía
    al empuje violento
    del dulce y triste recordar de un día
    que pasó como el viento.
     
    Cuán presentes están en mi memoria
    un nombre y un suspiro...
    Página extraña de mi larga historia,
    de un bien con que deliro.
     
    Yo escuchaba tina voz llena de encanto,
    melodía sin nombre,
    que iba risueña a recoger mi llanto...
    ¡Era la voz de un hombre!
     
    Sombra fugaz que se acerco liviana
    vertiendo sus amores,
    y que posó sobre mi sien temprana
    mil cariñosas flores.
     
    Acarició mi frente que se hundía
    entre acerbos pesares;
    y lleno de dulzura y de armonía
    díjome sus cantares.
     
    Y ¡ay!, eran dulces cual sonora lira,
    que vibrando se siente
    en lejana enramada, adonde expira
    su gemido doliente.
     
    Yo percibí su divinal ternura
    penetrar en el alma,
    disipando la tétrica amargura
    que robara mi calma.
     
    Y la ardiente pasión sustituyendo
    a una fría memoria,
    sentí con fuerza el corazón latiendo
    por una nueva gloria.
    Dicha sin fin, que se acercó temprana
    con extraños placeres,
    como el bello fulgor de una mañana
    que sueñan las mujeres.
     
    Rosa que nace al saludar el día,
    y a la tarde se muere,
    retrato de un placer y una agonía
    que al corazón se adhiere.
     
    Imagen fiel de esa esperanza vana
    que en nada se convierte;
    que dice el hombre en su ilusión mañana,
    y mañana es la muerte.
     
    Y así pasó: Mi frente adormecida
    volvióse luego roja;
    y trocóse el albor de mi alegría,
    flor que, seca, se arroja
     
    Calló la voz de melodía tanta
    y la dicha durmió;
    y al nuevo resplandor que se levanta
    lo pasado murió.
     
    Hoy sólo el llanto a mis dolores queda,
    sueños de amor de corazón, dormid:
    ¡Dicha sin fin que a mi existir se niegan
    gloria y placer y venturanza huid!...

    El mejor entrenamiento para encarar los prácticos: la identificación temático-formal

    Llegar a extraer los rasgos más característicos de la composición requiere desarrollar acertamente dos planos: el temático y el formal. Entre ambos se establece una «interfaz» que asume la solidaridad forma-fondo. La materia se abraza al contenido y, a través de este, se exterioriza y adquiere singular importancia. Dominar y desarrollar la parte práctica de las oposiciones pasa por «calcar» la solución a los comentarios que os ofrecemos en cada curso.

    El dolor exacerbado, la profunda emoción que brota de la pasión amorosa, sustituyendo a una «fría memoria»,la polimetría, el motivo del sueño, la inconstancia y la contradicción, etc… son indicios fehacientes de que se trata de un poema romántico. Concretamente pertenece a Rosalía de Castro (1837-1885). Según la crítica, En las orillas del Sar es un libro desesperanzado en el que predomina el espíritu torturado, angustiado y atormentado de la autora, que habla siempre en su voz, desde la profundidad de su voz, con un sentimiento espiritual que muestra el sentir trágico de su existencia. El paisaje, bucólico y atormentado, muestra precisamente su propio estado anímico. Podemos comparar esta composición y su estado anímico con la de Gertrudis Gómez de Avellaneda, vista en otra entrada.

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