He aquí una nueva entrada para la contextualización de textos literarios en nuestra constante para la preparación del ejercicio-simulacro de la parte práctica de la oposición de lengua.
Reina el silencio: fúlgidas en tanto
Luces de paz, purísimas estrellas,
De la noche feliz lámparas bellas,
Bordáis con oro su luctuoso manto.
Duerme el placer, mas vela mi quebranto,
Y rompen el silencio mis querellas,
Volviendo el eco, unísono con ellas,
De aves nocturnas el siniestro canto.
¡Estrellas, cuya luz modesta y pura
Del mar duplica el azulado espejo!
Si a compasión os mueve la amargura
Del intenso penar por que me quejo,
¿Cómo para aclarar mi noche oscura
No tenéis ¡ay! ni un pálido reflejo?
Este soneto pertenece a Gertrudis Gómez de Avellaneda. Considerada una de las escritoras más importantes del romanticismo hispanoamericano, cultivó todos los géneros. Casi toda la obra poética de Avellaneda es de carácter amoroso y en ella refleja los conflictos emocionales que provoca el amor y la tristeza. He aquí el motivo de la noche como sinónimo de pena y dolor amorosos. Una de las características del romanticismo de esta autora precisamente es este sentimiento de añoranza, pena y dolor. Este sentimiento viene provocado por la pérdida del ser amado como se constata anticipadamente en Noches lúgubres de Cadalso y que tratamos ya en otra entrada.