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¿Contextualizamos? 5-5-2020

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    Os dejo una nueva muestra textual para preparar el ejercicio de contextualización literaria. Seguramente que, en esta ocasión, os resulte fácil esta tarea porque los referentes narrativos son inconfundibles.

    Podemos también centrarnos en algunos elementos de narratología muy elocuentes y significativos de la época en la que se escribe. ¿Sabrías decir cuáles son?

    Texto

    […] Una mañana, tres semanas más tarde, según paseaba a la grajeta por la corralada sobre su antebrazo, ésta inició un tímido aleteo y comenzó a volar, en un vuelo corto, blando y primerizo, hasta alcanzar la copa del sauce, donde se posó, y, al verla allí, por primera vez lejos de su alcance.

    El Azarías gimoteaba, la milana me se ha escapado, Régula y asomó la Régula , déjala que vuele, Dios la dio alas para volar, ¿no lo comprendes? pero el Azarías, yo no quiero que me se escape la milana, Régula, y miraba ansiosa, angustiadamente, para la copa del sauce y la grajilla volvía sus ojos aguanosos a los lados, descubriendo nuevas perspectivas, y, después, giraba la cabeza y se picoteaba el lomo, despiojándose y el Azarías, poniendo en sus palabras toda la unción, todo el amor de que era capaz, decía, milana bonita, milana bonita, encarecidamente, pero el pájaro como si nada.

    Tan pronto la Régula arrimó al árbol la escalera de mano con intención de prenderlo y subió los dos primeros peldaños, la grajilla ahuecó las alas, las agitó un rato en el vacío, y, finalmente, se desasió de la rama, y, en vuelo torpe e indeciso, coronó el tejado de la capilla y se encaramó en la veleta de la torre, allá en lo alto.

    El Azarías la miraba con los lagrimones colgados de los ojos, como reconviniéndola por su actitud, no estaba a gusto conmigo, decía, y, en éstas, se presentó el Críspulo y, luego, el Rogelio, y la Pepa, y el Facundo, y el Crespo, y toda la tropa, los ojos en alto, en la veleta de la torre y la grajilla, indecisa, se balanceaba, y el Rogelio reía, cría cuervos, tío, y el Facundo, a ver, de que cogen gusto a la libertad, y porfiaba la Régula, ae, Dios dio alas a los pájaros para volar.

    Al Azarías le esbalaban los lagrimones por las mejillas y él trataba de espantarlas a manotazos y tornaba a su cantinela, milana bonita, milana bonita, y, según hablaba, se iba apartando del grupo, apretujado a la sombra caliente del sauce, los ojos en la veleta, hasta que quedó, mínimo y solo, en el centro de la amplia corralada, bajo el sol despiadado de julio, su propia sombra como una pelota negra, a los pies, haciendo muecas y aspavientos, hasta que, de pronto, alzó la cabeza, afelpó la voz y voceó, ¡quiá! y, arriba, en la veleta, la grajilla acentuó sus balanceos, oteó la corralada, se rebulló inquieta, y volvió a quedar inmóvil.

    El Azarías, que la observaba, repitió entonces, ¡quiá! y la grajilla estiró el cuello, mirándole, volvió a recogerlo, torné a estirarlo y, en ese momento, el Azarías, repitió fervorosamente, ¡quiá!

    De pronto, sucedió lo imprevisto, y como, si entre el Azarías y la grajilla se hubiera establecido un fluido. El pájaro se encaramó en la flecha de la veleta y comenzó a graznar alborozadamente, ¡quiá, quiá, quiá! En la sombra del sauce se hizo un silencio expectante.

    De improviso el pájaro se lanzó hacia adelante, picó. Ante la mirada atónita del grupo, describió tres amplios círculos sobre la corralada, ciñéndose a las tapias.

    Finalmente, se posó sobre el hombro derecho del Azarías. Empezó a picotearle insistentemente el cogote blanco como si le despiojara y Azarías sonreía, sin moverse, volviendo ligeramente la cabeza hacia ella y musitando como una plegaria: milana bonita, milana bonita.

    Notas para la contextualización: la prosa rural de Miguel Delibes

    Interesante el análisis narratológico del texto que nos presentas, Virginia. Efectivamente, el juego de elementos enriquece la perspectiva y la técnica narrativas como el estilo indirecto y el estilo indirecto libre. Efectivamente se trata del famoso pasaje de «La Milana» de los Santos Inocentes (1981) de Delibes. Es interesante notar cómo aquí el autor domina con total maestría las «nuevas» técnicas narrativas.

    1 comentario en «¿Contextualizamos? 5-5-2020»

    1. Este texto lo situamos en uno de los primero capítulos de Los santos inocentes (1981) de Miguel Delibes, pues en él aparece como protagonista Azarías: “y, al verla allí, por primera vez lejos de su alcance, el Azarías gimoteaba” (líneas 3 y 4). Esta obra forma parte de la conocida “Trilogía del campo”: El camino, Los santos inocentes y las ratas. La obra puede leerse como una alegoría de la España de postguerra de las clases sociales ricas y pobres.

      Como texto narrativo que es vamos a recoger algunos apuntes de los elementos que lo integran:
      1. El narrador es omnisciente, pues se presenta como observador directo de los acontecimientos: “según paseaba a la grajeta por la corralada sobre su antebrazo, ésta inició un tímido aleteo y comenzó a volar, en un vuelo corto, blando y primerizo, hasta alcanzar la copa del sauce, donde se posó” (líneas 1-3) e imita la forma tosca y rural de hablar de los personajes: “y asomó la Régula ae, déjala que vuele, Dios la dio alas para volar, ¿no lo comprendes?”, en donde hace uso de un laísmo así de la colocación del artículo delante de nombre propio, o en “apretujado a la sombra caliente del sauce”.

      2. El tiempo interno es lento e impreciso, gracias en parte a la minuciosidad con la que se describen los hechos: “la grajilla acentuó sus balanceos, oteó la corralada, se rebulló inquieta, y volvió a quedar inmóvil y el Azarías, que la observaba, repitió entonces, ¡quiá!”.

      3. En cuanto al espacio se desarrolla en un espacio abierto, rural: “finalmente, se desasió de la rama, y, en vuelo torpe e indeciso, coronó el tejado de la capilla y se encaramó en la veleta de la torre” o bien “apretujado a la sombra caliente del sauce, los ojos en la veleta, hasta que quedó, mínimo y solo, en el centro de la amplia corralada, bajo el sol despiadado de julio”.

      4. Los personajes: se nos presenta una amplia gama de personajes: “se presentó el Críspulo y, luego, el Rogelio, y la Pepa, y el Facundo, y el Crespo, y toda la tropa”, además de Azarías, el personaje principal, lo cual revela la preocupación de Delibes por analizar al ser humano. En este pasaje vemos cómo a través de las secuencias anecdóticas nos presenta modos de vida de este momento en la España rural. Azarías se presenta como un ser inocente, lo que le hace merecedor del rasgo central de la novela: “el Azarías, poniendo en sus palabras toda la unción, todo el amor de que era capaz, decía, milana bonita, milana bonita”, o “y el Azarías la miraba con los lagrimones colgados de los ojos, como reconviniéndola por su actitud, no estaba a gusto conmigo, decía”.

      Respecto al lenguaje, vemos que es coloquial, simple, con ausencia de puntuación y en el que se mezcla la descripción con la narración y el estilo indirecto propio del lenguaje oral.

      Por último me gustaría hacer referencia al título de la obra, que quizá no es casualidad haga alusión a la matanza de los “santos inocentes”, los niños menores de dos años que mató Herodes para terminar con la vida del mesías.

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