Continuamos con la preparación del ejercicio de contextualización en esta ocasión con un nuevo texto en el que podemos apreciar la conjunción entre tradición y vanguardia ¿Sabrías identificar estos dos elementos en la composición?
Las estatuas sufren por los ojos con la oscuridad de los ataúdes, pero sufren mucho más por el agua que no desemboca. Que no desemboca. El pueblo corría por las almenas rompiendo las cañas de los pescadores. ¡Pronto! ¡Los bordes! ¡Deprisa! Y croaban las estrellas tiernas. ...que no desemboca. Tranquila en mi recuerdo, astro, círculo, meta, lloras por las orillas de un ojo de caballo. ...que no desemboca. Pero nadie en lo oscuro podrá darte distancias, sino afilado límite, porvenir de diamante. ...que no desemboca. Mientras la gente busca silencios de almohada, tú lates para siempre definida en tu anillo. ...que no desemboca. Eterna en los finales de unas ondas que aceptan combate de raíces y soledad prevista. ...que no desemboca. ¡Ya vienen por las rampas! ¡Levántate del agua! ¡Cada punto de luz te dará una cadena! ...que no desemboca. Pero el pozo te alarga manecitas de musgo. insospechada ondina de su casta ignorancia. ...que no desemboca. No, que no desemboca. Agua fija en un punto, respirando con todos sus violines sin cuerdas en la escala de las heridas y los edificios deshabitados. ¡Agua que no desemboca!
La angustia que nos quiere transmitir Lorca con esta composición ya se percibe desde el inicio. La principal es la isotopía de la circularidad, constante a lo largo de todo el poema. Pertenece a Poeta en Nueva York, obra que contiene poemas que, como el propio autor afirma fueron escritos en «la ciudad de Nueva York el año 1929-1930, en que el poeta vivió como estudiante en Columbia University.» Resaltan claramente los procedimientos literarios surrealistas en todo el poema. Podemos comparar el surrealismo lorquiano en «Paisaje de la multitud que orina». Apreciemos, igualmente, esta idea de circularidad en composiciones más líricas y populares como «La guitarra».