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¿Contextualizamos? 23-4-2020

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    Os dejamos una nueva propuesta para la preparación del ejercicio de análisis lingüístico y literario. Notad los rasgos del Romanticismo, conjugado con un sentimiento pánico que abarca la totalidad de la naturaleza y que transciende la individualidad poética para alcanzar la fusión cósmica. Son muy señeras las alusiones a los «hombres que van a América», signo inequívoco de que nos encontramos ante una composición perteneciente a la denominada literatura «transterrada» o del exilio, cuyos máximos exponentes ya conocéis. Y, finalmente, debéis apreciar un signo de optimismo que mejora el sentimiento sustitutorio de la imprecación inicial y el rencor de esta poética en su fase inicial.

    Te amo, sueño del viento:
    confluyes con mis dedos olvidados del norte
    en las dulces mañanas del mundo cabeza abajo
    cuando es fácil sonreír porque la lluvia es blanda.
    En el seno de un río viajar es delicia;
    oh peces amigos, decidme el secreto de los ojos abiertos,
    de las miradas mías que van a dar en la mar,
    sosteniendo las quillas de los barcos lejanos.
    Yo os amo, viajadores del mundo, los que dormís sobre el agua,
    hombres que van a América en busca de sus vestidos,
    los que dejan en la playa su desnudez dolida
    y sobre las cubiertas del barco atraen el rayo de la luna.
    Caminar esperando es risueño, es hermoso,
    la plata y el oro no han cambiado de fondo,
    botan sobre las ondas, sobre el lomo escamado
    y hacen música o sueño para los pelos más rubios.
    Por el fondo de un río mi deseo se marcha
    de los pueblos innúmeros que he tenido en las yemas,
    esas oscuridades que vestido de negro
    he dejado ya lejos dibujadas en espalda.
    La esperanza es la tierra, es la mejilla,
    es un inmenso párpado donde yo sé que existo.
    ¿Te acuerdas? Para el mundo he nacido una noche
    en que era suma y resta la clave de los sueños.
    Peces, árboles, piedras, corazones, medallas,
    sobre vuestras concéntricas ondas, sí, detenidas,
    yo me muevo y, si giro, me busco, oh centro, oh centro,
    camino, viajadores del mundo, del futuro existente,
    más allá de los mares, en mis pulsos que laten.

    La «poética transterrada» de Vicente Aleixandre

    Ya hicimos una cala en las etapas de la poesía de Vicente Aleixandre. Este poema pertenece a Espadas como labios (1932). Recordad lo que estuvimos comentando: la intertextualidad, el krausismo, el panteísmo y pan-erotismo, etc… Observemos el carácter «amable» de la composición.

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