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¿Contextualizamos? 21-3-2020

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    He aquí una nueva composición de cara a nuestro cotidiano ejercicio. Os invito a que, ya que pasáis más tiempo en la preparación online, vayáis leyendo los textos que os dejo y contribuyendo con aportaciones que luego comentaremos.

    Nos encontramos en un momento que pasará a la historia e informará a futuras generaciones de nuestra fuerza y entereza.

    Si miramos en el lienzo de la literatura vemos cómo en el punto de fuga de todo lo acontecido, se encuentra el sempiterno mensaje de lo que vivimos y viviremos. La literatura es voz premonitoria del presente y futuro.

    Descontextualizado de su sentido inicial y del marco histórico y literario, pareciera un canto profético.

    Salutación del optimista

    Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
    espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!
    Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos
    lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos;
    mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;
    retrocede el olvido, retrocede engañada la muerte;
    se anuncia un reino nuevo, feliz sibila sueña
    y en la caja pandórica de que tantas desgracias surgieron
    encontramos de súbito, talismática, pura, riente,
    cual pudiera decirla en su verso Virgilio divino,
    la divina reina de luz, ¡la celeste Esperanza!
    Pálidas indolencias, desconfianzas fatales que a tumba
    o a perpetuo presidio, condenasteis al noble entusiasmo,
    ya veréis el salir del sol en un triunfo de liras,
    mientras dos continentes, abonados de huesos gloriosos,
    del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando,
    digan al orbe: la alta virtud resucita,
    que a la hispana progenie hizo dueña de los siglos.

    Abominad la boca que predice desgracias eternas,
    abominad los ojos que ven sólo zodiacos funestos,
    abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres,
    o que la tea empuñan o la daga suicida.
    Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
    la inminencia de algo fatal hoy conmueve la Tierra;
    fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
    y algo se inicia como vasto social cataclismo
    sobre la faz del orbe.
    ¿Quién dirá que las savias dormidas
    no despierten entonces en el tronco del roble gigante
    bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?
    ¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos
    y que al alma española juzgase áptera y ciega y tullida?
    No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo,
    ni entre momias y piedras que habita el sepulcro,
    la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
    que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosas,
    ni la que tras los mares en que yace sepulta la Atlántida,
    tiene su coro de vástagos, altos, robustos y fuertes.
    Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos;
    formen todos un solo haz de energía ecuménica.

    Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
    muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
    Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
    que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
    Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros
    y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,
    así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
    de los egregios padres que abrieron el surco prístino,
    sientan los soplos agrarios de primaverales retornos

    y el rumor de espigas que inició la labor triptolémica.
    Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
    en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
    ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
    La latina estirpe verá la gran alba futura,
    en un trueno de música gloriosa, millones de labios
    saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
    Oriente augusto en donde todo lo cambia y renueva
    la eternidad de Dios, la actividad infinita.
    Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros,

    ¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!

    Como algunos de vosotros ya habréis adivinado, se trata de la famosa «Salutación del optimista» de Rubén Darío . Adivinamos diferentes rasgos relevantes de cara al encuadre en el modernismo:

    • Carácter de Himno o canto al optimismo, frente a la situación de pesimismo noventayochista.
    • El poeta se revela como un Mesías, panteísmo y carácter sacro.
    • Reivindicación de la comunidad entre España e Hispanoamérica.
    • Utilización de diferentes pies acentuales y metro poco usual. Usa los ritmos binarios (yámbico) –sílaba átona más sílaba tónica– y trocaico – presencia de sílaba tónica y sílaba átona–.
    • También aparecen los ritmos ternarios como el dactílico o dáctilo sílaba tónica seguida de dos átonas–; anfibráquico  –sílaba tónica entre dos átonas–; y anapéstico –dos sílabas átonas más una tónica–. El ritmo acentual es muy relevante en el modernismo y destaca por su variedad y carácter innovador.

    2 comentarios en «¿Contextualizamos? 21-3-2020»

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