Os dejo una nueva composición de cara al entrenamiento literario del comentario de textos en las oposiciones de Lengua castellana y Literatura, en la que podemos apreciar alguno de los motivos fundamentales también dentro del comentario histórico-literario.
Un pastorcico solo está penado,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora ha puesto el pensamiento,
el pecho, del amor, muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse así afligido,
aunque en el corazón está herido,
más llora por pensar que está olvidado.
Que solo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena,
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico: ¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia
y no quiere gozar la mi presencia!
y el pecho, del amor muy lastimado.
Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado asido dellos,
el pecho del amor muy lastimado.
Las enseñanzas teológicas de San Juan de La Cruz: mística
En este caso, Virginia, la composición da lugar a equívoco. Pertenece a San Juan de la Cruz . Está inspirada en un poemilla anónimo que San Juan «divinizó». La comparación entre ambas composiciones lleva a Dámaso Alonso a afirmar que la divinización del místico supera el molde originario. Llegó a decir que San Juan únicamente cambió algunas palabras y agregó la última estrofa que carga del significado místico y divino al poema.
El poema en el que se inspiró el místico es el siguiente:
Un pastorcillo solo está penado,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora firme el pensamiento
y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por pensar que está olvidado,
que ningún miedo tiene del olvido,
mas porque el corazón tiene rendido
y el pecho del amor muy lastimado.
Mas dice el pastorcillo: ¡Desdichado!,
¿qué haré cuando venga el mal de ausencia,
pues tengo el corazón en la presencia
y el pecho del amor muy lastimado?
Imagínase ya estar apartado
de su bella pastora en tierra ajena,
y quédase tendido en el arena,
y el pecho del amor muy lastimado.
Dámaso Alonso y su interpretación de la lengua poética de S. Juan de La Cruz
En 1942, Dámaso Alonso establece, en su obra La poesía de San Juan de la Cruz, la idea de las dos laderas de la obra de San Juan: la humana y la divina.
A partir de ahí, las exégesis de la obra de San Juan se han radicalizado tanto que llegan a concebirla como con dos caras que exigen una duplicidad de interpretación, difícilmente conciliable. Se ha rayado la anarquía exegética, basada en el principio de la libre interpretación.
Como sabéis, según San Juan, hay dos maneras de vida: la vida en mí y la vida en Dios. El hombre puede vivir en sí, y a esto llamamos vida natural. El hombre puede vivir en Dios, y a esto se llama vida beatífica. El tema amoroso es reinterpretado por el Santo a lo divino.
Aparecen tópicos indudables del Renacimiento, como el ambiente bucólico en que los protagonistas e la composición son dos pastores. Además, se trata de un amor no correspondido y un amor por el cual el pastorcillo sufre, también un motivo habitual en esta época. Por otra parte, al estar centrado el poema en el dolor del pastorcillo no puede dejar de hacerse referencia al diálogo de la dignidad del hombre, pues al hablar de los sentimientos que tiene el pastor se da cuenta de la importancia que tiene la introspección psicológica del personaje, se realiza un análisis de los sentimientos del mismo, lo cual queda imbricado con la preeminencia del hombre de la que habla Pérez de Oliva.