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En esta ocasión pondremos fácil el ejercicio de contextualización con una archiconocida composición. Poema-tratado, signo de una generación y de un movimiento bien definido . Algún crítico ha afirmado que esta escuela literaria fue ambiciosa en propuestas e intenciones y pobre en realizaciones.
LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente afirmando, como un pulso que golpea las tinieblas, cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo. Con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio, como mágica evidencia, lo real se nos convierte en lo idéntico a sí mismo. Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho. Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, y calculo por eso con técnica, qué puedo. Me siento un ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España en sus aceros. Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Tal es, arma cargada de futuro expansivo con que te apunto al pecho. No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
Ya estuvimos comentando algunos rasgos fundamentales de este poema en forma de manifiesto poético. El realismo social se impone en estas fechas en todos los géneros literarios (recordemos, en este sentido, otros intentos en el campo de la dramaturgia como el TAS). La violencia dialéctica, la idea de la creación artística como herramienta para cambiar el mundo, el compromiso,etc… están presentes en esta famosa composición de Gabriel Celaya, perteneciente a Cantos íberos que coincide en fecha de aparición, 1955, con Pido la paz y la palabra de Blas de Otero. En el nuevo género de la poesía social encontramos la mejor voluntad de fraguar una nueva estética que se correlaciona con otros géneros como la novela, como ya dejamos analizado en una entrada pasada.