Os planteo un nuevo ejercicio de preparación con este nuevo texto. Algunos rasgos de la tendencia literaria son inconfundibles.
Había abundancia de cabezas aquella mañana, ya que, al lado de la tripería, el librero había colgado de un alambre, con grapas de lavandera, las últimas estampas recibidas de París. En cuatro de ellas, por lo menos, ostentábase el rostro del rey de Francia, en marco de soles, espadas y laureles. Pero había otras muchas cabezas empelucadas, que eran probablemente las de altos personajes de la Corte. Los guerreros eran identifícables por sus ademanes de partir al asalto. Los magistrados, por su ceño de meter miedo. Los ingenios, porque sonreían sobre dos plumas aspadas en lo alto de versos que nada decían a Ti Noel, pues los esclavos no entendían de letras. También había grabados en colores, de una factura más ligera, en que se veían los fuegos artificiales dados para festejar la toma de una ciudad, bailables con médicos armados de grandes jeringas, una partida de gallina ciega en un parque, jóvenes libertinos hundiendo la mano en el escote de una camarista, o la inevitable astucia del amante recostado en el césped, que descubre, arrobado, los íntimos escorzos de la dama que se mece inocentemente en un columpio. Pero Ti Noel fue atraído, en aquel momento por un grabado en cobre, último de la serie que se diferenciaba de los demás por el asunto y la ejecución. Representaba algo así como un almirante o un embajador francés recibido por un negro rodeado de plumas y sentado sobre un trono adornado de figuras de monos y de lagartos.
— ¿Qué gente es ésta? —preguntó atrevidamente al librero, que encendía una larga pipa de barro en el umbral de su tienda.
—Ese es un rey de tu país.
No hubiera sido necesaria la confirmación de lo que ya pensaba, porque el joven esclavo había recordado, de pronto, aquellos relatos que Mackandal salmodiaba en el molino de cañas, en horas en que el caballo más viejo de la hacienda de Lenormand de Mezy hacía girar los cilindros. Con voz ingidamente cansada para preparar mejor ciertos remates, el mandinga solía referir hechos que habían ocurrido en los grandes reinos de Popo, de rada, de los Nagós, de los Fulas. Hablaba de vastas migraciones de pueblos, de guerras seculares, de prodigiosas batallas en que los animales habían ayudado a los hombres. Conocía la historia de Adonhueso, del Rey de Angola, del Rey Da, encarnación de la Serpiente, que es eterno principio, nunca acabar, y que se holgaba místicamente con una reina que era el Arco iris, señora del agua y de todo parto.
Localización en la literatura hispanoamericana
El propio Alejo Carpentier en la obra en la que se integra este fragmento, El reino de este mundo, formula su concepto de lo «real maravilloso». El concepto ofrecerá variantes en el realismo mágico, presente en obras fundamentales como Cien años de soledad (1967). Lo real maravilloso se encuentra presente, según el propio autor, en todos los aspectos de la realidad hispanoamericana. En el texto constatamos la presencia del famoso personaje «Ti Noel», la realidad fantástica y el alejamiento de lo real para adentrarse en lo maravilloso, como constructo independiente. La imaginación y la fantasía en la creación de mundos queda aquí patente.
Se observan elementos mágicos en el párrafo que se mezclan con lo real, como cuando dice que los animales habían ayudado a los hombres, como si tuviesen esa capacidad. Así lo anales se personifican y se le atribuyen características humanas, o incluso superiores, pues son capaces de ayudar a los hombes. Más adelante, se dice que Ti Noel conocía ha historia de Rey Da, que es la encarnación de la Serpiente y que simboliza un principio eterno. Nuevamente aparece un elemento fantástico como si formase parte del conocimiento real que tiene el personaje. Y por último se habla de una reina, la reina del Arocoiris, diosa del agua y del parto. Nuevamente se une lo mágico con lo real: una diosa que ayuda en el parto. Todo ello nos lleva a pensar que se trata de lo “real maravilloso” que define Alejo Carpenter en El Reino de este mundo (1949) y en el que dice que lo real maravilloso se encuentra en la vida de los hombres del Continente hispanoamericano. En realidad lo maravilloso, lo mágico tiene importancia en tanto su creencia produce efectos en el mundo real. Más adelante, en la novela se verá cómo gracias a Mackandal y a Ti Noel y el poder mágico que hereda del otro, se incitará a los negros a liberarse en la Haiti francesa.