En la clase semanal explicamos la solución a la práctica propuesta en la entrada pasada. Incidimos en todos los planos propuestos de la didáctica y echamos manos a la legislación (Normas de Atención a la diversidad y currículo).
Dejamos un nuevo texto. Con carácter previo debemos comprender sus estructuras latentes y patentes (¿ante qué texto estamos?¿De qué nos está hablando?¿Cómo lo modelaremos en el aula?¿En qué niveles lo trabajaremos? ¿Con qué finalidad? Vamos a proponer en estos momentos una aplicación de la evaluación de varias tareas fundamentadas en el texto: la identificación de rasgos literarios del periodo, la enunciación del tema y la redacción de un resumen en el nivel de 1º de Bachillerato.
Dice el cuento que en tiempo del infante don Fernando, que ganó a Antequera, fue un caballero que se llamó Rodrigo de Narváez, notable en virtud y hechos de armas. Este, peleando contra moros, hizo cosas de mucho esfuerzo, y particularmente en aquella empresa y guerra de Antequera hizo hechos dignos de perpetua memoria, sino que esta nuestra España tiene en tan poco el esfuerzo, por serle tan natural y ordinario, que le paresce que cuanto se puede hacer es poco; no como aquellos romanos y griegos, que al hombre que se aventuraba a morir una vez en toda la vida le hacían en sus escriptos inmortal y le trasladaban en las estrellas.
Hizo, pues, este caballero tanto en servicio de su ley y de su rey, que después de ganada la villa le hizo alcaide de ella para que, pues había sido tanta parte en ganalla , lo fuese en defendella.
Hízole también alcaide de Álora, de suerte que tenía a cargo ambas fuerzas, repartiendo el tiempo en ambas partes y acudiendo siempre a la mayor necesidad. Lo más ordinario residía en Álora, y allí tenía cincuenta escuderos hijosdalgo a los gajes del rey para la defensa y seguridad de la fuerza; y este número nunca faltaba, como los inmortales del Rey Darío, que, en muriendo uno, ponían otro en su lugar. Tenían todos ellos tanta fe y fuerza en la virtud de su capitán, que ninguna empresa se les hacía difícil, y así no dejaban de ofender a sus enemigos y defenderse de ellos; y en todas las escaramuzas que entraban salían vencedores, en lo cual ganaban honra y provecho, de que andaban siempre ricos.
Pues una noche, acabando de cenar, que hacía el tiempo muy sosegado, el alcaide dijo a todos ellos estas palabras:
—Parésceme, hijosdalgo, señores y hermanos míos, que ninguna cosa despierta tanto los corazones de los hombres como el continuo ejercicio de las armas, porque con él se cobra experiencia en las propias y se pierde miedo a las ajenas. Y de esto no hay para que yo traya testigos de fuera, porque vosotros sois verdaderos testimonios.Digo esto porque han pasado muchos días que no hemos hecho cosa que nuestros nombres acresciente, y sería dar yo mala cuenta de mí y de mi oficio si, teniendo a cargo tan virtuosa gente y valiente compañía, dejase pasar el tiempo en balde. Parésceme, si os paresce, pues la claridad y seguridad de la noche nos convida, que será bien dar a entender a nuestros enemigos que los valedores de Álora no duermen. Yo os he dicho mi voluntad; hágase lo que os paresciere.
Nos encontramos ante un fragmento de una novela morisca; género renacentista que representa las batallas fronterizas entre moros y cristianos y que, a su vez, pone de relieve las virtudes caballerescas de un hombre, normalmente, conocido por su fama.
En este caso, el personaje principal, Rodrigo de Narváez, es un prototipo de perfección, valor y servicio, cualidades que se exaltan en todo momento: “notable en virtud y hechos de armas”, “en servicio de su ley y de su rey”, “honra y provecho”, etc.
Asimismo, el tema principal es la generosidad del protagonista desde una perspectiva moral y política. En su vertiente moral, observamos que Narváez comparte sus experiencias y ensalza la valentía de sus escuderos e hidalgos: “ninguna cosa despierta tanto los corazones de los hombres como el continuo ejercicio de las armas”, “vosotros sois verdaderos testimonios”, “teniendo a cargo tan virtuosa gente y valiente compañía”, etc. En lo referente a la vertiente política, se nos muestra su fidelidad hacía el rey y el profundo respeto hacia la ley. Por lo tanto, la conservación de la ley y la exaltación de la virtud son los elementos destacados de este fragmento, aparentemente, extraído de una novela morisca.
Ofreceré la aplicación didáctica en otra publicación.