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Tenemos propuesta la siguiente composición para la preparación de nuestro ejercicio de localización en el periodo literario al que pertenece. En apariencia, la lengua literaria, herramienta siempre potente y reveladora en esta práctica, viene caracterizada por la sencillez y la naturalidad expresiva. No obstante, es preciso ahondar en la retórica para apreciar las diferencias.
En la parte práctica del examen de oposición tened presente siempre este plano tan importante y señero.
Tú, princesa bellísima del día, de las sombras nocturnas triunfadora, oro risueño y púrpura pintora, del aire melancólico alegría; pues del sol que te sigue y que te envía eres flagrante y rica embajadora; pues por ennoblecerte llamé Aurora la hermosa sin igual, zagala mía; ya que la noche me privó de vella, y esquiva mis dos ojos, pïadosa entretenme su imagen en su estrella. Niégale al sol las horas, no invidiosa su llama, que tus luces atropella.
Ya comentamos la importancia de los conceptos del neoplatonismo en la lírica quevediana como ya dijimos en otra entrada. Algunos de vosotros pusisteis de relieve la dificultad de la contextualización de esta composición por su similitud estilística con otras de Lope o de cualquier lírico petrarquista. En esencia los motivos aparecen en puridad transformados y transportados, como vimos, según el nuevo sentido y la nueva estética barroca.