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¿Contextualizamos?

    He aquí un nuevo texto para consolidar y afianzar de la mejor manera la preparación del ejercicio práctico de contextualización. Desde aquí deseamos la mayor de las suertes a los que mañana se enfrentan a la prueba práctica de las oposiciones en la Comunidad Valenciana.

    Destacan en el texto referencias y alusiones inconfundibles para la localización en el movimiento literario al que pertenece.


    Medito a veces
    en la triste materia de mi canto.
    Bien sé que hay muchos, soñadores,
    (como yo, rodeados de desgracia y caminos)
    por entre nubes blancas, con sus ángeles
    abanicando tímidas
    alas prerrafaelistas, lejos;
    que quizá en el estío
    cultivan la nostalgia de la lira imposible,
    decoran las palabras, sumisas como rombos
    de plaza pobre en farolillos
    de verbena y papel colorín colorado…
    Oh Dios, cómo desamo,
    cómo escupo y desprecio
    a esos cobardes, envenenadores,
    vendedores de sueños, mientras ponen
    sedas sobre la lepra, ilusión sobre engaños, iris
    donde no hay más que secas piedras.
    Esclavos, menos
    aún, bufones esclavos.
    Malditos una y siete veces,
    en nombre de la vida, aunque juren que aumentan
    la belleza del mundo; en verdad,
    la belleza del mundo no precisa
    ser aumentada ni disminuida
    con sus telas. Lo que necesitamos
    es una luz, es un desnudo brazo
    que señale las cosas. La poesía es eso:
    gesto, mirada, abrazo
    de amor a la verdad profunda.
    Ay, ay, lo que yo canto
    miradlo en torno y despertad: alerta.
    Ahí están, reunidos
    en sociedad devoratoria y número.
    (Llamar bestia asesina
    al que, como el pesado
    elefante del sátrapa
    hunde la pata hasta estrujar el rostro
    que niega; ladrón vil
    al emplumado grajo de cadáveres;
    canalla al miserable…
    acaso sepa a música
    derrotada, a lamento
    débil. A lo que no queremos.)
    Pero nombrar no es sueño.
    No sigáis las palabras. Contra ellos
    yo canto hombres que tienen las titánicas caras
    talladas como a látigo: sonríen
    al dolor, pero miran
    al sol, y aprietan
    los firmes dientes.
                                                             Y ya acabo.
    (Esto no es un poema; son palabras
    apretadas también, con saña.) Adiós. Es tiempo
    de no plantar rosales. ¡Acordaos!

    La descomposición existencial y social en Eugenio de Nora

    Esta composición pertenece a Eugenio de Nora. A la hora de fundamentar el entrenamiento literario es necesario identificar, en primer lugar, el tema. El hastío existencial, el pesimismo, la poesía como vía salvífica del escritor, son algunos de los núcleos temáticos de esta composición. Ya estuvimos tratando el sentido de la poesía desarraigada en otra entrada anterior.

    Quizá Nora sea uno de los poetas más combativos de su escuela. Fijémonos en otras composiciones en las que no renuncia a la «imprecación» y el tono bronco. En estos rasgos solidifica una actitud social y existencial que revela las tendencias de la hora de la poesía posterior a la Guerra (In)Civil española (1936-1939).

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