Os dejo un nuevo texto para el encuadre en la época literaria a la que pertenece. En la preparación de este ejercicio práctico el día del examen de la oposición , con carácter previo, hemos de notar algunos elementos de transición en el estilo y en el tratamiento temático. Es importante diferenciar épocas y periodos en base a motivos estéticos y temáticos. En esta diferenciación estará la clave de un buen planteamiento del ejercicio práctico.
Ésta, de Venus inmortal desdoro,
dejándole a la espalda el peso leve
del ebúrneo carcaj y flechas de oro,
éstas ajusta al arco, que las mueve;
penetra el bosque, y el errante coro
cede al aplauso que a Aretusa debe,
porque usurpa a las glorias de Atalanta
lo cierto el tiro, lo veloz la planta.
Igualmente partiendo su carrera,
el sol las blancas horas encendía,
cuando Aretusa, que corrió ligera
los arduos montes y la selva umbría,
fatigada desciende a la ribera,
y en su encendida nieve permitía
que en más bello cenit, con más auroras,
el sol hiciese las ardientes horas.
Por laberinto de álamos frondoso,
de verdes sauces por estancia amena,
profundo un río corre silencioso,
o se desliza con quietud serena;
de éste un remanso advierte delicioso,
que no le esconde la menuda arena,
pues contaba en sus senos transparentes
uno a uno sus cálculos lucientes.
La calurosa ninfa, que procura
término a sus afanes deseado,
solícita registra la espesura,
por si alguno la advierte Acteón osado;
la soledad el sitio le asegura,
y habiendo sus despojos confiado
de un sauce, dio al cristal el blanco bulto,
donde quedó cubierto, mas no oculto.
En el claro remanso, no lasciva,
o se abate, o se eleva, o se recrea,
pareciendo en la espuma fugitiva
segunda de las ondas Citerea;
sus brazos (blancos remos, en que estriba)
cortan las aguas, y si lisonjea
el viento de sus hebras el tesoro,
bajel es de marfil, con velas de oro.
En hondas grutas de cristal luciente
el dios Alfeo, entonces sosegado,
oye turbar sus aguas, y la frente
alzó, de verdes cañas coronado;
mira la blanca ninfa, mira, y siente
dulces incendios en su pecho helado;
y suspensos sus rápidos cristales,
así siente su amor, así sus males:
«Si piensas, ninfa bella, que no dura
un instantáneo amor, y excusas fiera
el bien que me promete esta ventura,
para crecer, amor tiempos no espera.
Si el ver y el adorar una hermosura
son dos cosas, ninguna es la primera;
yo te vi, yo te amé, y otros amantes
no te adoraron más, te amaron antes.
Esta composición pertenece a José Antonio Porcel. Está en la línea del gongorismo. Fue canónigo de la catedral de Granada. Pertenece a la Academia del Trípode de Granada y a la Academia del Buen Gusto de Madrid. Escribió poemas de carácter culterano como la Fábula de Alfeo y Aretusa, la Fábula de Acteón y Diana y el extenso poema Adonis. El retorcimiento, las constantes alusiones mitológicas, la alusión a Acteón, las divinidades clásicas, los giros latinizantes: «Esta , de Venus inmortal desdoro» nos pueden servir de ayuda para entender el arte de este poeta. Sin duda sus similitudes con Góngora , poeta al que intenta imitar, nos pueden llevar a confusión.