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Introducción: un entrenamiento basado en la identificación de una secuencia novelística
He aquí un nuevo fragmento para llevar a cabo nuestro ejercicio literario cotidiano. El fragmento se encuentra al principio de la obra. ¿Podrías encontrar similitudes con otras obras? En base a ello, ¿podrías encuadrarla al menos en su género-época?
Mi padre fue pintor in utroque, como dotor y cirujano, pues hacía pinturas con los pinceles y encajes con las cartas, y lo que se ahorraba en la pasa se perdía en el higo. Tenía una desdicha (que nos alcanzó a todos sus hijos, como herencia del pecado original), que fue ser hijodalgo, que es lo mismo que ser poeta, pues son pocos los que se escapan de una pobreza eterna o de una hambre perdurable.[…] Tenía una ejecutoria tan antigua, que ni él la acertaba a leer ni nadie se atrevía a tocarla, por no engrasarse en la espesura de sus desfloradas cintas y arrugados pergaminos, ni los ratones a roerla, por no morir rabiando de achaque de esterilidad.
Murió mi madre de cierto antojo de hongos estando preñada de mi padre, según ella decía: quedose en el lecho como un pajarito. Y pienso, conforme el alma que tenía la cordera, que pasó de sólo Roma a una de las tres Moradas; porque no era tan inocente que al cabo de su vejez[…] fuese al Limbo a ver tantos niños sin bragas. Dejó dos hijas jarifas, siendo cristianas, de la edad que las manda comer el dotor, con mucha hermosura en breves abriles, y yo quedé con pocos mayos y muchas flores,pues no ignorando la de Osuna no se me ha ocultado la del berro.
Después de haber hecho las funerales, ahorcado los lutos y enjugado las lágrimas (aunque no fueron más que amagos, pues se quedaron entre dos luces), volvió mi padre a su acostumbrada pintura, mis hermanas a su almohadilla y yo a mi desusada escuela, donde mis largas tardanzas pagaban mis cortas asentaderas. […] Era mi memoria tan feliz que, venciendo a mi mala inclinación (que siempre ha sido lo que de presente es), supe leer, escribir y contar […] lo que me bastara a seguir diferente rumbo y lo que me ha valido para continuar el arte que profeso[…]
Gustó mi padre de darme estudio, y, con no haber, por mis travesuras, llegado a la Filosofía, salí tan buen bachiller que puedo leer cátedra al que más blasona dello.Traía tan enredados a los maestros con enredos y a los discípulos con trapazas,que todos me llamaban el Judas españoleto. Compraba polvos de romero y revolvíalos con cebadilla, y, haciendo unos pequeños papeles, los vendía a real a todos los estudiantes novatos, dándoles a entender que eran polvos de la nacardina y que, tomándolos por las narices, tendrían feliz memoria, con lo cual tenía yo caudal para mis golosinas y ellos para inquietar el estudio y sus posadas y casas.
La escuela o movimiento de la novela picaresca del Barroco literario
El relato autobiográfico es inconfundible de la novela picaresca. El comienzo de estas novelas es inconfundible. Empieza a hablar de sus padres y sus orígenes familiares y confiesa su historia a un receptor. En este caso las alusiones apuntan al género. El origen familiar deshonroso del pícaro es similar en todos los casos. Posteriormente inicia la narración de su azarosa vida. En este caso se trata de un fragmento de La vida y hechos de Estebanillo González. Ya veíamos en otra entrada las características de esta novela.
El barroco como arte de contrarios
Si bien en el realismo literario del barroco podríamos encontrar rasgos del naturalismo, esta Escuela no está exenta del típico choque entre contrarios, la famosa dualidad barroca -siguiendo a José Antonio Maravall, Barcelona, Ariel, 2008- que bebe de la antigua tradición tópica del sic et non medievales. La realidad se reinterpreta en términos de una opositio constante, en tensión. En lo lingüístico, esta escuela busca la complejidad y la torsión extrema.