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¿Contextualizamos? 1-6-2020

    Os traemos un nuevo texto para la preparación del ejercicio de contextualización literaria. Ya sabéis que muy a menudo insistimos en la necesidad de conocer las trayectorias literarias individuales de los diferentes poetas. En algunos casos es la única y sólida herramienta con la que contaremos para identificar determinados textos. El trabajo orientado a conocer y estudiar los rasgos generacionales comunes, de carácter temático, estético y formal, en ocasiones puede resultar insuficiente.


    Se querían.
    Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
    labios saliendo de la noche dura,
    labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
    Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
    Se querían como las flores a las espinas hondas,
    a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
    cuando los rostros giran melancólicamente,
    giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
    Se querían de noche, cuando los perros hondos
    laten bajo la tierra y los valles se estiran
    como lomos arcaicos que se sienten repasados:
    caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
    Se querían de amor entre la madrugada,
    entre las duras piedras cerradas de la noche,
    duras como los cuerpos helados por las horas,
    duras como los besos de diente a diente solo.
    Se querían de día, playa que va creciendo,
    ondas que por los pies acarician los muslos,
    cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
    Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
    Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
    mar altísimo y joven, intimidad extensa,
    soledad de lo vivo, horizontes remotos
    ligados como cuerpos en soledad cantando.
    Amando. Se querían como la luna lúcida,
    como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
    dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
    donde los peces rojos van y vienen sin música.
    Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
    ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
    mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
    metal, música, labio, silencio, vegetal,
    mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

    Muy bien, Virginia, por tu ejercicio de localización literaria del texto. Como apunta, Mónica, a veces es difícil llegar hasta el mismo autor. Este bello poema pertenece a La destrucción o el amor (1932-1933) de su primera época. Añadir a lo que ha apuntado, de forma muy completa Virginia, el tratamiento y la concepción del amor del poeta. Se trata de una fuerza que llena el Tiempo y que se difunde por toda la naturaleza alcanzando una grandiosa dimensión cósmica. Es llamativa, asimismo, la larga «enumeración caótica» final, que expresa esa fusión de amor y mundo. Se trata de un procedimiento netamente surrealista. El amor se presenta con todo su amor y dramatismo. Los amantes se fusionan con la naturaleza (notemos aquí la decidida influencia del krausismo). La naturaleza se presenta como una imagen del amor mismo. También el amor llena el tiempo: «se querían…entre la madrugada/…de día…mediodía perfecto…). La mezcla de versículos con alejandrinos es otro aspecto a tener en cuenta.

    3 comentarios en «¿Contextualizamos? 1-6-2020»

    1. El primer verso “Se querían” va título al homónimo poema de Vicente Aleixandre que forma parte de su obra La destrucción del amor (1935) y que pertenece a la etapa surrealista de este poeta del 27. Veamos las características por las que puede llegarse a esta afirmación:
      1.- El poema está formado con versos libres, si bien predominan los versos tetradecasílabos.
      2.- No hay rima, a excepción de algún versos que rima en asonante: lúcida, música o en hondas, hondos y toca, horas.
      3.- Utiliza la anáfora “se querían” para iniciar cada estrofa, lo cual dota de cadencia musical al poema.
      5.-Empleo de metáforas en la línea de las vanguardias: “labios azules”, “perro hondos” o “eclipse de agua”.
      6. Imágenes y paisajes surrealistas: los valles se estiran o lomos arcaicos,
      7.- Empleo de epítetos: duras piedras o perros hondos, haciendo referencia al ladrido grave de éstos.
      8.- Recolección final en pares opuestos: día-noche, ponientes-madrugadas, nuevas-antiguas, fugitivas-perpetuas, labio- silencio.
      9.- Neologismos: giralunas.
      En definitiva, se presenta la consideración del amor como fuerza destructora, desmembrada: “mejilla”, “pies”, “mano” que, sin embargo, conduce a una vida más auténtica y profunda en el ser amado, pero que solo llega a ser definitivo en la integración última con la tierra: ”mar”, “tierra”, “mundo”.

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