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Prepárate a fondo

    Iniciamos una nueva semana de estudio y preparación con nuestro ejercicio semanal de contextualización y aplicación didáctica de un texto literario. La lectura reflexiva y crítica de textos del periodo nos permite comprender las constantes culturales e ideológicas del mismo.

    Ofrece el autor un análisis de la España de su tiempo, pero con mirada histórica.

    Su visión del problema de España coincide con la de otras épocas: grandeza de España en la época de los Reyes Católicos y también a lo largo del siglo XVI; después, un tremendo declive, que deja a la nación sin ejército, sin marina, sin agricultura, sin comercio, sin industria y hasta sin cultura. Encontramos en la obra un antecedente claro del futuro regeneracionismo y una honda preocupación por los problemas que en este momento acucian a la nación.

    Resulta llamativo identificar determinadas ideas muy marcadas en el sentir de los pueblos. Todavía hoy constatamos la pervivencia de ciertos estereotipos muy arraigados en nuestra cultura nacional y la manera de entender el fenómeno de las nacionalidades. Identificamos dos tareas muy interesantes para trabajar este texto:

    • Identificación de los rasgos del género ensayístico y
    • presencia de elementos que anticipan el nacionalismo romántico y la mención a aspectos destacados de la raza, la cultura, la economía y las costumbres que comparten determinadas regiones.

    La lectura del fragmento no tiene desperdicio.

    En efecto, los cántabros, entendiendo por este nombre todos los que hablan el idioma vizcaíno, son unos pueblos sencillos y de notoria probidad. Fueron los primeros marineros de Europa, y han mantenido siempre la fama de excelentes hombres de mar. Su país, aunque sumamente áspero, tiene una población numerosísima, que no parece disminuirse con las continuas colonias que envía a la América. Aunque un vizcaíno se ausente de su patria, siempre se halla en ella como encuentre con paisanos suyos […]

    Los de Asturias y sus montañas hacen sumo aprecio de su genealogía, y de la memoria de haber sido aquel país el que produjo la reconquista de toda España con la expulsión de nuestros abuelos. Su población, sobrada para la miseria y estrechez de la tierra, hace que un número considerable de ellos se empleen continuamente en la capital de España en la librea, que es la clase inferior de criados; […] Sin embargo de todo esto, varias familias respetables de esta provincia se mantienen con el debido lustre; son acreedoras a la mayor consideración, y producen continuamente oficiales del mayor mérito en el ejército y marina.

    Los gallegos, en medio de la pobreza de su tierra, son robustos; se esparcen por la península a emprender los trabajos más duros, para llevar a sus casas algún dinero físico a costa de tan penosa industria. Sus soldados, aunque carecen de aquel lucido exterior de otras naciones, son excelentes para la infantería por su subordinación, dureza de cuerpo y hábito de sufrir incomodidades de hambre, sed y cansancio.

    Los castellanos son, de todos los pueblos del mundo, los que merecen la primacía en línea de lealtad. Cuando el ejército del primer rey de España de la casa de Francia quedó arruinado en la batalla de Zaragoza, la sola provincia de Soria dio a su rey un ejército nuevo con que salir a campaña, y fue el que ganó las victorias de donde resultó la destrucción del ejército y bando austríaco. […]

    Los andaluces, nacidos y criados en un país abundante, delicioso y ardiente, tienen fama de ser algo arrogantes; pero si este defecto es verdadero, debe servirles de excusa su clima, siendo tan notorio el influjo de lo físico sobre lo moral. Las ventajas con que la naturaleza dotó aquellas provincias hacen que miren con desprecio la pobreza de Galicia, la aspereza de Vizcaya y la sencillez de Castilla; pero como quiera que todo esto sea, entre ellos ha habido hombres insignes que han dado mucho honor a toda España; y en tiempos antiguos, los Trajanos, Sénecas y otros semejantes, que pueden envanecer el país en que nacieron. La viveza, astucia y atractivo de las andaluzas las hace incomparables. Te aseguro que una de ellas sería bastante para llenar de confusión el imperio de Marruecos, de modo que todos nos matásemos unos a otros.

    Los murcianos participan del carácter de los andaluces y valencianos. Estos últimos están tenidos por hombres de sobrada ligereza, atribuyéndose este defecto al clima y suelo […] Mi imparcialidad no me permite someterme a esta preocupación, por general que sea; antes debo observar que los valencianos de este siglo son los españoles que más progresos hacen en las ciencias positivas y lenguas muertas.

    Los catalanes son los pueblos más industriosos de España. Manufacturas, pescas, navegación, comercio y asientos son cosas apenas conocidas por los demás pueblos de la península respecto de los de Cataluña. No sólo son útiles en la paz, sino del mayor uso en la guerra. Fundición de cañones, fábrica de armas, vestuario y montura para ejército, conducción de artillería, municiones y víveres, formación de tropas ligeras de excelente calidad, todo esto sale de Cataluña.

    Los campos se cultivan, la población se aumenta, los caudales crecen y, en suma, parece estar aquella nación a mil leguas de la gallega, andaluza y castellana. Pero sus genios son poco tratables, únicamente dedicados a su propia ganancia e interés. Algunos los llaman los holandeses de España. […]

    Por causa de los muchos siglos que todos estos pueblos estuvieron divididos, guerrearon unos con otros, hablaron distintas lenguas, se gobernaron por diferentes leyes, llevaron diversos trajes y, en fin, fueron naciones separadas [….]

    La visión histórico-literaria de España de Cartas marruecas (1789)

    Según Margarita Almela Boix (Textos literarios modernos. Siglos XVIII-XIX, Madrid, Editorial CEURA, 2009) Cadalso ejercita en sus Cartas… una técnica literaria basada en la óptica ácida y crítica de lo más peyorativo de la realidad española del momento. En este sentido podríamos hablar de «esperpentización» o deformación consciente de costumbres, tradiciones, atrasos y viejas mentalidades. Sería, más o menos, terminando el Ochocientos cuando José Cadalso, más influenciado por el inconformismo romántico que por un afán regeneracionista, intentaría cuestionar, y casi demoler con sus críticas y escritos, la proyección de una mentalidad caduca y superada. Nuevos aires imperaban y el espíritu romántico empezó a imponerse de la mano del idealismo, derrumbando el paradigma del aprendizaje empírico imperante en el siglo XVIII.

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