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¿Contextualizamos?

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    Iniciamos una nueva semana de trabajo con nuestra propuesta de contextualización literaria. En este caso, traemos un texto que a mí personalmente me gusta mucho. He aquí, como defiende Manuel Seco, un programa para la desintegración del lenguaje.

    Nora (La novela española contemporánea (1927-1960), Madrid, Gredos, Biblioteca Románica Hispánica, 1962) señala algunas características señeras de la novela presentes en las nuevas escuelas y movimientos. Entre ellas se encuentra el nihilismo no solo aparente, sino también patente, de una generación que arrastra la desazón existencial de inicios de siglo. La desintegración de escalas de valores y concepciones tradicionales a raíz de la Guerra (in)Civil española, la visión cáustica de una realidad gris y malsonante, el hibridismo que desintegra la unicidad y quietismo del tradicional sistema de géneros…. son rasgos comunes a las corrientes y escuelas que se imponen a la altura de 1939. Apliquemos estos parámetros a la secuencia textual y veremos claramente las similitudes y concordancias.

    Sin necesidad de jerga, en el sector de la juventud que no se vale de un particular sistema de signos considerado necesario como distintivo de clase, no deja de estar presente un rasgo que pone en conexión a ese sector con el que utiliza habitualmente la jerga: la actitud de despego y desgana ante la lengua normal. Observemos, pues, los rasgos de coloquialismo en el nivel léxico-semántico.

    He aquí la secuencia.

    Y es que ahora a la gente de mi edad nos da pudor hablar bien, te cohíben los demás porque es moda explicarse entrecortado y confuso, lo otro se ve antiguo; Pablo lo comenta conmigo a veces, al fin y al cabo somos de esta generación, hemos aprendido a hablar en ella y se nos pegan las inercias de los demás, porque en el fondo es cosa de pereza, resulta más fácil manejar cuatro comodines que valen para todo de puro generales que buscar en el desván de las palabras viejas a ver si alguna cuadraría mejor para aquel caso;  pero por lo menos Pablo cae en la cuenta y le da rabia como a mí, lo malo es que a mucha gente le encanta, presumen de hablar de cualquier manera, con monosílabos, con mugidos, ¡qué más da!, llegan a decir que las palabras no sirven para nada, que se entiende uno mejor con los demás por medio de la música o del sexo, montan toda una teoría acerca de la necesidad de destruir el lenguaje. Nos estamos entonteciendo y que estoy harto de ir a las casas y de sentarme en círculo por el suelo oyendo música con los ojos en blanco, de que todo sea «como fabuloso», «como muy camp», «como a cuadros», harto de imprecisiones y de balbuceos, de manejar un uno por mil de las palabras del castellano y que las demás se vean como rareza de anticuario.

    Contextualización lingüístico-literaria

    Una de las características más señeras de la novela contemporánea es la del hibridismo genérico (Gutiérrez Carbajo, 2011). Sus personajes revelan un fondo de conocimiento enciclopédico inusitado. La técnica novelesca, por tanto, sin abandonar el tradicional planteamiento mimético, da un paso más allá en el perfeccionamiento de las técnicas y los procedimientos novelísticos.

    Regresando a este hibridismo, resaltamos la pérdida de una convivencia genérica academicista: el ensayo, la reflexión filosófica, la noticia…dan un salto cualitativo, abandonando sus inquebrantables moldes discursivos, para participar del conjunto general de la novela. Lo vemos aquí, en la elocución del personaje, que nos ofrece una teoría sobre el lenguaje, desde la óptica del inconformismo y la crítica lingüística a todo un sector de hablantes, cuya forma de hablar, sin llegar a identificarse plenamente con la jerga, sí apunta a mecanismos que podrían concordar en ella. Nos encontramos ante una secuencia perteneciente a la novela de Carmen Martín Gaite, Retahílas (1974), una novela que representa un cambio en la producción de la autora, que nunca se sometió a las reglas fijas de movimientos o escuelas. Las palabras redimen, alivian, sirven para comunicar y establecer un nexo que transciende la realidad aparente.

    En las secuencias dialógicas son muy frecuentes las reflexiones extensas, que expanden el sentido ideológico, desde la óptica del inconformismo y la visión dialéctica de la realidad, como defiende Francisco Gutiérrez Carbajo (2011).: Literatura española desde 1939 hasta la actualidad, Madrid, Editorial CEURA.

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