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Métodos para la realización del comentario literario (III). La ciencia de la Literatura

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    Iniciamos una nueva semana de trabajo en todos los cursos y modalidades, con un nuevo artículo de la serie dedicada al análisis de los métodos y paradigmas del comentario lingüístico y literario de textos y su tratamiento por parte de las diferentes escuelas de teoría y crítica literaria.

    En los comentarios literarios el estudio de los géneros se revela como un campo de análisis muy controvertido por la amplitud de estudios y puntos de vista que lo componen. Siempre decimos, en contra de la mayoría de los planteamientos de los autores de la escuela formalista, que el género literario debe estudiarse en relación a la época lingüístico-literaria en la que nace, se transforma y evoluciona. Cada periodo literario ostenta preferencias por determinados géneros en función de lo cual se fragua una actitud cambiante y poliédrica que explica su tratamiento y su sustancia, su forma genética.

    La individualidad formal como principio de análisis en la realización del comentario literario en el formalismo.

    Explicamos en otro artículo el principio de individualidad formal que preocupa a la escuela formalista: la comprensión de la literatura como técnica peculiar, artística y única del lenguaje. Adoptan un punto de vista que explica la inmanencia del hecho artístico como fenómeno que dota de originalidad a la creación artística. Se trata de una cualidad independiente a la realidad literaria del marco o contexto literario, herencia de la vieja poética.

    En línea con otras corrientes y concepciones, lo formal ha de estudiarse, bajo nuestro punto de vista, agregando el componente valorativo e interpretativo de la crítica literaria. Este mira a la época que concibe dicho constructo formal.

    La visión del comentario de textos de la escuela formalista: la autonomía del fenómeno artístico

    Como hemos dicho, el formalismo exhibe una concepción del texto como producto original y autónomo: “Si la pintura es una conformación del material visual con valor autónomo, si la música es la conformación del material sonoro con valor autónomo, y la coreografía, del material gestual con valor autónomo, entonces la poesía es la conformación de la palabra con valor autónomo, de la palabra autónoma […]”. Esta tesis nos lleva, ineludiblemente, a aplicar una óptica analítica volcada en una explicación también autónoma de los hechos lingüísticos, de espaldas a su época y su contexto. Se trata de un planteamiento con el que no acabamos de estar de acuerdo. Todo texto literario debe comentarse a la luz de los rasgos caracterizadores el periodo.

    El estudio de la literatura como ciencia y la importancia de conocerla en la realización de los comentarios literarios de las oposiciones

    En un artículo fundamental para el conocimiento de la escuela formalista, “La teoría del método formal” (1925), Boris Eichenbaum deja una idea muy clara. Para los formalistas, el problema principal se centra en una visión de  la literatura como objeto de estudio, y no en los métodos que se apliquen. Este autor aclara que: “[…] no hablamos ni discutimos de ninguna metodología. Hablamos y podemos hablar únicamente de algunos principios teóricos que nos son sugeridos por el estudio de una materia concreta y de sus particularidades específicas, y no por tal o cual sistema acabado, metodológico o estético ”.

    El objetivo de la ciencia literaria y sus implicaciones para los comentarios literarios es el conocimiento de las particularidades específicas de los hechos literarios. Esta cualidad los diferencia de otras manifestaciones lingüísticas y artísticas.

    A Jakobson se atribuye el eslogan fundamental del formalismo: “Así, el objeto de la ciencia de la literatura no es la literatura sino la literariedad. Es decir, lo que hace de una obra concreta una obra literaria ”.

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    El valor trópico del lenguaje

    El mismo autor, en su artículo de 1921, “Sobre el realismo artístico” , explica que: “Los tropos nos vuelven el objeto más sensible y nos ayudan a verlo. En otros términos, cuando buscamos la palabra justa que pudiera hacernos ver el objeto. Elegimos, por tanto, una palabra que nos es inhabitual, al menos en ese contexto, una palabra violada. Esta palabra inesperada puede ser lo mismo para la apelación figurativa que para la apelación propia. Hay que saber cuál de las dos está en uso”.

    La idea final pone de manifiesto que no se trata tanto de asignar un valor estético abstracto al procedimiento literario utilizado, sino de comprobar qué parte de él contrasta con el valor de uso general. Esto hará más perceptible en su forma. Luego el procedimiento siempre es estético en relación a su contexto usual.

    De nuevo la “sensación de forma” y su carácter relativo.

    Uno de los guiños que el formalismo concede al objeto artístico es el que pasa por situarlo en el terreno de la relatividad. El razonamiento es el siguiente: si el arte alcanza el estatus de arte por su divorcio de la lengua común, al convertirse en algo habitual y esperable, pierde su cualidad formal. Este carácter relativo del fenómeno literario está en la base de la explicación de la teoría literaria de los los formalistas. El hecho  literario está en la base de la explicación que la teoría formalista hace de la historia literaria. En cuanto que el hecho literario deja de ser percibido como tal en una época, pasará a otra serie no literaria.

    Cerramos nuestro artículo con las palabras del formalista Sklovski muy útiles para entender la función estética de la forma:

    “El poeta quita todas las señales de su lugar, el artista es el instigador de la rebelión de los objetos. Entre los poetas, los objetos se rebelan, rechazando sus antiguos nombres, y se cargan de un sentido suplementario con el nuevo nombre. El poeta se sirve de las imágenes, de los tropos para hacer comparaciones; llama, por ejemplo, al fuego una flor roja, o aplica un nuevo epíteto a la palabra antigua, o dice, como Baudelaire, que la carroña tenía sus piernas al aire como una mujer lubrica. Así el poeta lleva a cabo un desplazamiento semántico, saca la noción de la serie semántica en que se encontraba y la coloca, con la ayuda de otras palabras (de un tropo), en otra serie semántica; así sentimos la novedad, la colocación del objeto en una nueva serie. La nueva palabra es puesta al objeto como un nuevo vestido. La señal es quitada. Es uno de los medios de hacer perceptible el objeto, de transformarlo en un elemento de obra de arte ”.

    Pautas para la realización de comentarios literarios en los planes de trabajo e instrucciones

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