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¿Cuáles son los detonantes del desencanto de los opositores de Lengua Castellana y Literatura?

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    A lo largo de nuestra trayectoria preparadora nos hemos encontrado con perfiles opositores de todo tipo: aspirantes muy motivados y fuertes y otros que, prematuramente, han caído en el desánimo.

    Los Juegos Olímpicos de 2024 nos han recordado las enseñanzas de que es necesario entrenarse con dureza para poder darlo todo en unos pocos minutos. Con las oposiciones pasa un poco lo mismo: en unas horas hay que demostrar, en un momento y lugar concretos, el nivel de una buena capacitación, conseguida tras años de trabajo, entrenamiento y sacrificio. Toda entrega es poca por alcanzar el pódium de los ganadores y ganadoras.

    La paciencia es la reina de la ciencia: la preparación intensiva

    En nuestros años de preparación hemos conocido a algunos opositores que no tienen la paciencia necesaria para formarse en profundidad. Piensan equivocadamente que formarse para ganar unas oposiciones es cuestión de uno o dos meses. Además, no tienen la paciencia y el temple necesarios para sentarse a trabajar durante muchas horas a lo largo de muchos días.

    Si no tienes paciencia para visualizar un vídeo de una hora de duración, nuestra formación no es para ti. Si piensas, además, que las cosas llueven del cielo sin tener que trabajar y sacrificarse, tienes un grave problema, y no solo con las oposiciones de lengua y literatura. Todo en la vida- o casi todo- se consigue a base de trabajo y esfuerzo. Nadie regala nada.

    El aprendizaje, la técnica y la adquisición de destrezas requieren un tiempo, más elevado o más bajo según los casos. Con un año de preparación intensiva, bien planificada y gestionada, la plaza está mucho más cerca. El problema de algunos aspirantes es que no tienen paciencia ni para trabajar durante unos cuantos meses. La impaciencia suele desembocar en la frustración por no conseguir superar los procesos de oposiciones a corto plazo, lo que, a su vez, genera desmotivación y abandono en algunos casos. Estos perfiles previos suelen ser flojos de conocimientos y nulos en constancia.

    Los buenos resultados no llegan

    Otra de las causas que ofuscan a ciertos opositores es que, convocatoria tras convocatoria, sus calificaciones son muy pobres y deficitarias. En una entrada pasada analizábamos los errores imperdonables que pueden conducir a esta situación. Por mucho que se crea en la suerte, los sobresalientes no llegan, si antes no se ha trabajado de manera constante, ordenada y planificada. Estudiar y trabajar por cuenta propia y suspender una y otra vez es indicio inequívoco de que los malos resultados se deben a un mal planteamiento propio. Para preparar bien las oposiciones de lengua es importantísimo saber cómo enfocar el desarrollo de cada una de las partes del concurso-oposición a profesor de Lengua Castellana y Literatura de Secundaria. No se trata de aprender por aprender, sino de saber hacerlo siguiendo la guía adecuada.

    Cuando se asume el convencimiento por parte de algunos opositores y opositoras de que lograr buenos resultados es una suerte de “milagro”, podemos afirmar que los que así piensan son incapaces de ver la realidad que supone esforzarse para conseguir un fin, por muy difícil e imposible que parezca. En estos casos, la rueda de la Fortuna ha pasado innumerables veces por estos atribulados opositores, incapaces de comprender, y menos de asumir, el reto de obtener las mejores marcas.

    Opositores con poca o nula paciencia

    No deja de ser este fenómeno la pescadilla que se muerde la cola: la impaciencia impele a vagar por métodos de preparación sin rumbo fijo, en una travesía en el desierto, transidos de soluciones milagrosas. Esto provoca malos resultados, que generan una nueva bola de impaciencia…así hasta el límite.

    Entregarse a un buen método preparador de oposiciones de lengua en Secundaria, confiar en él y seguirlo a rajatabla es la única solución posible. Pero hay que llegar sin prisas y con una predisposición favorable al cambio y a la transformación. La impulsividad de ciertos opositores choca contra el dique de la realidad: adquirir conocimientos y esperar hasta que curen y solidifiquen, adquirir destrezas mediante un buen entrenamiento constante, planificar y fijar metas… son solo algunas de las condiciones que han de darse para que esa metamorfosis se produzca.

    Pasar página y abrirse al cambio positivo

    Hay opositores y opositoras que nos escriben relatándonos sus malas experiencias con sus anteriores preparadores o preparadoras. En esas situaciones, lo mejor es pasar página e intentar un nuevo método adecuado a las expectativas personales.

    En estos casos la solución más provechosa es abrirse al cambio positivo. Esta forma constructiva de pasar página te orientará en un sentido contrario al del pasado, y te ayudará a superar los malos momentos y las malas experiencias vividas con preparaciones pasadas. En preparadorlengua lo damos todo, nos entregamos y mejoramos nuestra formación día tras día. Nuestro objetivo es el de ayudar a los opositores, que han confiado en nosotros, como la mejor formación para labrarse su futuro como profesores de Lengua y Literatura. Esta responsabilidad nos impele a una entrega total.

    Oportunistas de año y vez salen hasta de debajo de las piedras los años de oposiciones. El problema es que los aspirantes desprevenidos o poco informados son los que, a la postre, pagan caro el haber confiado en la ayuda de estas personas.

    La falta de transparencia de algunos procesos selectivos

    Otro de los factores que termina desanimando a los opositores y opositoras es el de la poca transparencia de los procesos selectivos. En efecto, hay aspirantes que confían en un obtener un buen resultado y crean falsas expectativas en torno al mismo. Al conocer sus bajas calificaciones, se preguntan por aquello que han hecho mal. No aciertan a comprender los errores que pueden haber cometido y, por más que le dan vueltas, siguen creyendo que el resultado es injusto, pues creían que “se les había dado mejor de lo esperado”.

    Parte de la culpa de estos grandes chascos la tienen los criterios de calificación que los tribunales manejan a nivel interno. Por ejemplo, en la Comunidad Autónoma de Madrid, los tribunales de las oposiciones de lengua y literatura corrigen la parte práctica de una manera un tanto peculiar: restan calificación por cada rasgo no analizado. Es decir, la penalización no se queda en no conceder nota a un fenómeno no advertido o comentado. Además, restan de la calificación “buena” obtenida anteriormente. Esto significa que no basta con consolidar calificaciones positivas. También es necesario comentar todos los rasgos  para que los vacíos no penalicen.  

    De este modo, la calificación final  no se define como el sumatorio de la calificación obtenida; es el resultado de la suma de una la calificación consolidada a la que se resta el total resultante de las penalizaciones. Por ejemplo: si extraes 3 de los 5 rasgos que el tribunal cree que tienes que comentar, te estarían penalizando esos dos faltantes.

    Resistir frente a la adversidad y seguir intentándolo

    Otro elemento de desánimo, quizá el más grave, suele ser, en algunos casos, el fatal desencadenante del abandono total. Este no es otro que el haber concurrido a varios procesos selectivos sin éxito. El tener que volver a someterse a la mismas pruebas, sin motivación ni convicción, no hace más que acentuar el cansancio y socarrar el ánimo opositor. Admiramos a los opositores veteranos que no abandonan y siguen intentándolo oposición tras oposición, con ilusiones renovadas. La insistencia y el tesón, junto al sustrato de conocimientos que han adquirido, gracias a varias etapas de preparación,  suelen ser los factores que los aúpan hasta la plaza.

    En todos los casos, pensamos que la peor de las soluciones es la que provoca el desánimo y la pérdida de fe en los procesos de oposiciones de Lengua Castellana y Literatura. Continuar dándolo todo hasta conseguir la plaza, a pesar de las malas experiencias y los malos momentos, es la actitud de los ganadores. Ganar oposiciones es ganarse y a sí mismo. El secreto está dentro de vosotros mismos: desentrañar sus claves es un proceso de autoconocimiento, fuerza, tesón y creencia ciega en vuestras propias posibilidades.

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