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¿Contextualizamos? 22-6-2020

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    Inconfundibles alusiones las de esta nueva composición. En ocasiones, se han presentado poetas sociales en las pruebas de oposición de Lengua y Literatura . Observemos que el canto llega a un momento de tensión y exaltación que alcanza la imprecación. Reconocemos la voz de un poeta social cual es Eugenio de Nora en la forma singular de proyectar la queja y la imprecación hacia la poesía sin compromiso. Comparemos el tono sereno, intimista, la queja apagada… de la composición de Panero, tratada en otra entrada, con el tono imprecatorio, rayano en la descalificación y el insulto de la presente composición. He aquí un punto de alejamiento de la tradición de los poetas de Escorial, poetas con un fuerte sentimiento patriótico, que, al albur de sus simpatías por el Régimen , se volcaron en un discurso grandilocuente y exaltador de los tradicionales valores patrios.


    «POESÍA CONTEMPORÁNEA»
    
    Medito a veces
    en la triste materia de mi canto.
    
    Bien sé que hay muchos, soñadores,
    (como yo rodeados de desgracia y caminos)
    por entre nubes blancas, con sus ángeles
    abanicando tímidas
    alas prerrafaelistas, lejos;
    que quizá en el estío
    cultivan la nostalgia de la lira imposible,
    decoran las palabras, sumisas como rombos
    de plaza pobre en farolillos
    de verbena y papel colorín colorado…
    
    Oh Dios, cómo desamo,
    cómo escupo y desprecio
    a esos cobardes, envenenadores,
    vendedores de sueños, mientras ponen
    sedas sobre la lepra, ilusión sobre engaños, iris
    donde no hay más que secas piedras.
    Esclavos, menos
    aún, bufones esclavos.
    
    Malditos una y siete veces,
    en nombre de la vida, aunque juren que aumentan
    la belleza del mundo; en verdad,
    la belleza del mundo no precisa
    ser aumentada ni disminuida
    con sus telas. Lo que necesitamos
    es una luz, es un desnudo brazo
    que señale las cosas. La poesía es eso:
    gesto, mirada, abrazo
    de amor a la verdad profunda.
    Ay, ay, lo que yo canto
    miradlo en torno y despertad: alerta.
    
    Ahí están, reunidos
    en sociedad devoratoria y número.
    (Llamar bestia asesina
    al que, como el pesado
    elefante del sátrapa
    hunde la pata hasta estrujar el rostro
    que niega; ladrón vil
    al emplumado grajo de cadáveres;
    canalla al miserable…
    acaso sepa a música
    derrotada, a lamento
    débil. A lo que no queremos.)
    Pero nombrar no es sueño.
    
    No sigáis las palabras. Contra ellos
    yo canto hombres que tienen las titánicas caras
    talladas como a látigo: sonríen
    al dolor, pero miran
    al sol, y aprietan
    los firmes dientes.
    Y ya acabo.
    (Esto no es un poema; son palabras
    apretadas también, con saña.) Adiós. Es tiempo
    de no plantar rosales. ¡Acordaos!
    
    
    

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