He aquí una nueva composición para la preparación del ejercicio de contextualización literaria.
En esta ocasión se trata de una famosa composición. Tal vez la conozcáis. Os invito a apreciar en ella rasgos de dos movimientos literarios concretos.
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando. Y se quedará mi huerto con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo será azul y plácido, y tocarán, como esta tarde están tocando, las esquilas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron y el pueblo se hará nuevo cada año; y lejos del bullicio distinto, sordo, raro del domingo cerrado, del coche de las cinco, de las barcas del baño, en el rincón oculto de mi huerto encalado, entre la flor, mi espíritu errará callando. Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido... Y se quedarán los pájaros cantando.
Localización en el periodo y la obra del autor
Os comentaba en la entrada diferentes elementos influyentes en esta composición. Entre ellos destacamos influencias del Romanticismo y del modernismo. A vuela pluma, podemos destacar la vaguedad sentimental, el motivo de la tarde (recordemos a Machado: «Yo voy soñando caminos de la tarde…») como símbolo de decadencia, la apelación a los sentidos, la polimetría, etc.. Esta composición se titula «El viaje definitivo» y pertenece a Poemas agrestes (1910-1911) de Juan Ramón Jiménez. Se incardina, por tanto, en su primera etapa de creación poética. Apreciemos la diferencia con el fragmento de Espacio que comentábamos en una entrada anterior.