Getting your Trinity Audio player ready... |
He aquí un nuevo texto para la preparación del ejercicio de contextualización literaria. Prestad atención a los referentes de carácter religioso…
EL DESCAMPADO Tú estás en ese taxi parado, sí, eres Tú —un bulto en el crepúsculo— junto al bordillo blanco donde se acaba el campo de enfrente o descampado. Lo sé, aunque no te he visto (y aunque dentro del taxi no hay nadie). Está lloviendo con fuerte. Está empezando a oler en la ciudad a campo de muy lejos... Y tú estás en el taxi como en una capilla que fuera entre las hazas ermita solitaria. (Lo sé, porque esos trigos que se iluminan, lejos..., y ese río parado, con sus aguas crecidas de pronto...) Llueve fuerte y estás dentro del taxi (tal vez junto a ese chófer fatigado al volante). Sé que dentro del taxi no hay nadie, pero huele a lluvia de muy lejos. Suena esa lluvia. Y pienso sin ganas: ser poeta, suspender en el aire laborioso de un día y otro día unas pocas palabras necesarias, y quitarse de en medio. Porque uno —su difícil vivir— ya no hace falta si quedan las palabras. Ser poeta: orientarse, como esa luz dudosa cruzando el descampado y en vez de una existencia brillante, tener alma. Por eso, algo me quito de en medio: estoy viviendo como un taxi parado junto al bordillo blanco (y hay un cerco de alegres sonrisas y de manos fieles a sus celestes contactos en la sombra). Porque Tú, el más activo —y el más ocioso— estabas aquí, junto al farol de luz verde en la noche. Tú, sin libros; Tú, libre con brazos, con miradas, estabas sin testigos y medías —ocioso— mis pasos por mi cuarto (donde caben mis años). Y los trigos en éxtasis de Castilla la Vieja, los ríos llameantes con sus aguas crecidas, seguían a lo lejos relevándote (mientras detrás de mis cristales aparece el retraso de ese barro, esos charcos del ancho descampado, ¡yo también descampado, desterrado del campo!)
En la pasada clase del sábado estuvimos analizando el texto «Aquella casa de La Coruña» de Luis Rosales.
Seguramente, leyendo esta composición de Luis Felipe Vivanco , «El descampado» , ya habréis relacionado las formas pronominales de segunda persona la amistosa forma de dirigirse a Dios. Este procedimiento lo vamos a encontrar con mucha frecuencia en todos los poetas de Cruz y Raya.
El contraste literario del paisaje y una mirada noventayochista sobre el mismo
Otro de los rasgos que seguramente os ha llamado la atención es el tratamiento del paisaje castellano. Este tratamiento subtiende la concepción de los planteamientos estéticos y formales de los poetas de la primera generación de posguerra. Este tratamiento pesimista, contrasta con la visión más optimista de poetas como Juan Ramón Jiménez, que nos trasladan una elaboración paisajística en línea con el simbolismo.
Vuelvo a insistir en la necesidad de repasar obras y autores en la parte del tema y en los niveles del práctico. Aproximarse a este poema habiendo leído la literatura de Vivanco nos traerá a la cabeza uno de sus libros fundamentales, precisamente El descampado de 1957.